Capítulo Cuatro: [Des]Conocido [Parte 2].

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Ambas bajamos el autobús riendo por la cara de la mujer anciana que nos escuchó charlar de un modo subido de tono sobre los chicos que jugaban en el parque de la ciudad.

Caminamos tranquilamente por las aceras del pueblo, el cielo tornándose de lindos colores anaranjados y rosas. Una hermosa vista. Ayudo a Jordan a cargar las bolsas de sus recientes compras para su armario a su hogar.

Una pequeña casa con un lindo ante jardín, un porche con una bonita hamaca colgando de su techo y sus padres charlando tranquilamente sobre ella. Nos saludan con sus manos y yo me acerco a besar la mejilla de ambos antes de ingresar a la casa. Una pequeña sala de estar conectada con la cocina y su única división una encimera, subimos por las escaleras, caminamos por un estrecho pasillo con tres puertas e ingresamos a la última.

—Muchas gracias por ayudarme con estas bolsas. —me agradece Jordan en cuando dejo caer las bolsas sobre su cama.

Su cama se encuentra en medio de la habitación, con una mesa de noche a un lado, una lámpara sobre ella, un perchero donde toda su ropa cuelga prolijamente, sus zapatos en unas canastas en la parte inferior, un tocador repleto de maquillaje, un espejo de cuerpo entero en una esquina de la habitación y una gran repisa con libros de aspecto viejo al lado de la ventana.

—Gracias a ti por acompañarme a la cita. —me siento sobre su cama.

—¡Jordan! —grita su papá en la planta baja.

—¡Dime!

—¡Vamos a dejar a Saven a su casa antes de que se oscurezca! —dice y ambas miramos por la ventana.

Asentimos por más que su padre no nos está viendo y bajamos a la sala de estar.

—Ven a visitarnos más seguido linda. —me dice la madre de Jordan en cuanto nos ve desde la cocina.

—Prometo hacerlo señora. —me acerco y la abrazo aspirando el mismo perfume que usa Jordan.

Jordan tiene el cuerpo y rostro de su madre cuando era joven, su carácter relajado, fuerte y vanidoso es de parte de su padre. Ella es una perfecta combinación de ambos. 

Me hubiese gustado saber si me parezco a mi madre de sangre, si tengo los ojos de mi padre o si obtuve un perfecto equilibrio del carácter de ambos. No lo sé, hubiese sido bonito conocer esos detalles. La sonrisa de mi rostro va desapareciendo de a poco de mi rostro y eso provoca que Jordan comience a molestar a su madre por la idea de querer teñirse el cabello de morado fuerte.

Al tiempo de pasar la charla, mando al fondo esos tristes pensamientos y retomo la conversación, para cuando todo fluye con normalidad, vamos avanzando a la puerta principal y donde me despido de la simpática madre de Jordan.

Caminamos rumbo a mi hogar contando chistes malos, riendo fuerte y contando algún chisme de la población. Ya saben, pasar el rato contando chismes con hombres es de lo mejor. Cambiamos las seguras aceras por el inseguro camino de tierra con piedritas que podrían asesinar a cualquiera con dos pies izquierdos y pues claro, yo Saven dos pies izquierdos, se tropezó ciento un veces camino a su hogar.

Una rústica casa en medio del prado se alza con un aire hogareño antes nuestros ojos. Plantas decorando todo el frente, árboles repartidos por toda la zona, un porche con sillas y mesas, las luces de la sala de estar encendidas ante la inminente oscuridad. Conforme nos vamos acercando, el olor a pastelillos de vainilla nos embriagada tanto que apresuramos el paso.

Jordan y yo llegamos corriendo al porche dejando atrás a su padre, tomamos fuertes respiraciones y golpeo la puerta de madera oscura con ansias de ser recibida por alguno de mis lindos ancianos, pero me esperaba de todo, menos esto.

Susurros de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora