Capítulo Nueve: ¿Recaudación de fondos? ¡Estoy dentro!

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—Escuche que los oficiales del pueblo los llevaron a su casa. —dijo Jordan, volteandose hacia atrás—. ¿Qué clase de fantasía sucia planeaban realizar en el bosque?

Mi rostro se incendió al instante, fije mi mirada en el pizarrón repleto de apuntes de química y fingiendo que era la cosa más interesante en el mundo. Caled suelta una risilla a mi lado y Zack aparece en mi campo de visión alzando las cejas de un modo sugerente.

—Nos perdimos y en el transcurso de búsqueda de vida humana, terminamos en ese bosque —volteo a escuchar la piadosa mentira de mi compañero de clase—, ¿verdad Saven?

Asiento completamente de acuerdo, sin mirarlo demasiado y concentrandome en copiar con cuidado y orden. Un abrumador ruido provoca que toda la clase se queje y una larga línea negra estropee mis perfectos apuntes, ese tipo de orden que son dignos de una foto Tumblr.

—Los estudiantes de último año, por favor pasar al gimnasio a una convocatoria con la directora. Gracias. —habla la secretaría con su tono molesto.

—Escucharon a la señorita Collins, pueden retirarse. —dice el adormilado profesor.

Tomo mis cosas con apuro y terminó cargando la libreta de química contra mi pecho, salgo detrás del resto de los estudiantes y seguida de mis amigos. 

—¿Qué quiere la directora? —se queja Jordan.

—Tal vez no sea algo tan importante. —justifica Zack, pasando un brazo sobre los hombros de mi mejor amiga—. Tenemos que hablar. —musito cerca de su oído, pasando justo a mi lado y adelantándose.

—¿Crees que necesite de mi ayuda? —le pregunto a Caled, que camina a mi lado tranquilamente.

—Creo que necesitan un momento para hablar con claridad. 

Asiento siguiendo a los cuatro grupos de último año que van al frente. Como es de costumbre, prefiero andar detrás de todo ese gentío a estar entre ellos. Miro sobre mi hombro a Caled pensando en las posibles razones de no decirles lo sucedido en la noche a mis amigos y su hermano, él me mira un tanto extrañado y se detiene. Hago lo mismo y continuó mirándolo con detenimiento.

—¿Descubriste que me hace tan ardiente o me salió algún granito en la nariz? —trata de bromear, pero sale algo desastroso. Niego sin apartar la mirada—. Bien, esto comienza a ponerme nervioso —se remueve incómodo—, Saven, deja de mirarme tan concentrada. 

Suelto una risa provocando que de un pequeño bote y me mire con total indignación.

—¡No vuelvas a hacer eso! 

—¿Qué cosa? ¿mirarte muy atenta?

—¡Sí! ¿no te han dicho lo intimidante que puede llegar a ser tu mirada? —niego con una sonrisa divertida—, sentí que leías mis oscuros pensamientos y descubrirás mis profundos secretos. 

—Ni de cerca estuve de hacerlo. 

—Hagamos una prueba. ¿Qué crees que estoy pensando?

Me concentro en mirarlo con total detenimiento en la soledad del pasillo, sin dejar de estudiar sus expresiones, pero eran tan neutras que ni de cerca estaba de averiguar lo que pensaba. 

—¡Bien! Me rindo. ¿En qué pensabas? —pregunté con curiosidad.

—En lo bien que te queda ese vestido y ni hablar de lo hermosas que son tus piernas. 

Comienza a caminar dejándome con las mejillas acaloradas y el corazón corriendo desbocado. Logró alcanzarlo y seguirle el paso, rumbo al gimnasio.

—Oye, en realidad te mirada porque no entendía el que no dijeras nada de los lobos...

—No es importante. Eran unos simples animales que vienen de paso.

Susurros de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora