Epílogo.

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A la mañana siguiente las chicas asaltaron mi habitación a tempranas horas. Jordan hizo aparecer una gran fila de vestidos posibles para usar en la coronación, Sayen se encargó de la decoración por lo tanto en pequeñas ocasiones se pasaba por la habitación, pero con una amplia sonrisa en su boca, Eva como la más diva de todas se preocupó únicamente por mi maquillaje y peinado.

Jordan avisa que el baño en la tina esta listo, por lo tanto avanzo hasta la bañera, me quito la bata e ingreso como mis músculos se relajan y el aroma a rosas me tranquiliza. 

-Esto es realmente mágico. -musito felicitandola. 

Ella me da una amplia sonrisa saliendo del baño avisando que tengo 20 minutos para descansar antes de que aparezca Eva a molestarme con todo lo que me falta. Ella planea dejarme como una diosa en cuestión de minutos, porque por estar hablando de cosas triviales el tiempo se fue volando y son las 10:10 a.m. 

Al pasar los 20 minutos Eva irrumpió en mi tranquilidad, sacándome de la bañera, tirandome una toalla y luego gritando que me quería ver seca y en ropa interior en la habitación, así lo hice, salí de la tina, seque mi cuerpo y me vestí únicamente con la ropa interior que ella misma había elegido. Salí del baño mirando mi conjunto sin entender bien el color negro, cuando el vestido sería uno blanco.

-Oye Eva, no comprendo porque este conjunto es color negro... -ella abrió la boca tan pronto me vio-, ¿se ve mal?

-¿Mal? ¡luces espectacular! Provocaras que Caled tenga una erección al instante. -chilla tomándome de los hombros y agitando mi cuerpo.

Mis mejillas se tornan rojas cuando escuche sus palabras y recordando la promesa de Caled al divertirse quitándome el vestido. Mi corazón comenzó a correr frenético y la sirena pareció notarlo ya que sus ojos me envian un mirada maliciosa acompañados de una sonrisa.

-¿En qué pensabas nena? Debe de ser algo erótico para que tu corazón corra de esa manera. -como si fuera posible mi corazón corre aún más veloz.

-¡N-no! -chillo cubriendo mi rostro con las manos.

-Por las Diosas, ¿ya lo hicieron? -siento mis orejas arder, nunca había estado tan sonrojada como ahora.

-¿Saven esta lis... ¡Eva! ¿qué le estás diciendo? Nunca la había visto tan sonrojada. -Jordan aparece en la habitación, tratando de observar el estado de mi rostro.

-¡Entonces si lo hicieron! -grita Eva como toda una fanática.

-¿Qué hicieron? -cuestiona Jordan sin entender nada.

-¡Caled y Saven tuvieron relaciones! 

-¡No puedo creerlo!

Después de esa extraña charla donde mis amigas gritaban felices del hecho de que ambos hubiésemos tenido relaciones sexuales, se concentran en vestirme, maquillarme y cepillar mi cabello. Al pasar las horas, pude ver mi reflejo en el espejo con el resultado final.

El maquillaje era ligero, como de verano, mi oscuro cabello largo tenía flores pequeñas colgando en él de un modo delicado entre las ondas que Eva hizo, el vestido de seda blanco ajustaba a la perfección la curva de mi cintura y con otro tanto de flores decorandolo. Nada extravagante, pero me hacía sentir extremadamente cómoda. Bese las mejillas de mis amigas agradecida por el natural resultado, sin acercarme o moverme mucho ya que podía dañar algo según ellas.

Una chica apareció en la habitación que ya todos los invitados se encontraban en la ceremonia, a la espera de que hiciera mi aparición hacia la corona que se mantendría por gran tiempo sobre mi cabeza. Las chicas me desean suerte antes de dar media vuelta y dejarme sola con la chica, ambas avanzamos en total silencio hasta el invernadero donde se llevaría a cabo la actividad. Mi lengua picaba por preguntar sobre si Caled estaba en las filas con los demás chicos, pero me contuve. 

Las puertas de vidrio con un manto de nieve impidiendo que las personas vean a través de ellas y mi corazón latió con fuerza, como si fuese a salirse de mi caja torácica.

-Mucha suerte mi reina. -la chica abrió las puertas y no había vuelta atrás.

Camine en medio de las filas de sillas con la frente en alto, las manos a cada costado de mi cuerpo y tratando de tranquilizar los latidos de mi corazón. Una anciana se acerca hasta poner entre mis manos la hermosa corona con flores en ella y unas pequeñas joyas. Alce la mirada hacia la multitud cuando ella comenzó a hablar en otro idioma y mis ojos se conectaron automáticamente con los de Caled. Noah a su lado se acercó hasta su oreja a susurrarle algo que le provoca una sonrisa orgullosa. 

La mujer continuaba hablando cuando todos se pronto realizaron una reverencia increíblemente coordinada, la anciana quita de mis manos la corona y me pide que me arrodille frente a ella, lo hago, inclinando un poco la cabeza y cerrando los ojos con una pequeña sonrisa en mis labios.

-Todos saluden a la reina de Aren, Saven. -todos enderezaron sus cuerpos y me observaron levantarme lentamente.

De pie, en frente de todos ellos y sintiendo el verdadero peso de la corona en mi cabeza, los gritos de felicidad no se hicieron esperar. Las chicas chillaban extasiadas, los chicos aplaudían orgullosos y pronto me sentía preparada para ser un mar de lágrimas cuando la decoración de nieve que Sayen había elaborado se comenzó a derretir ante nuestros ojos. Ella miraba todo incrédula.

-¿Qué mierda? -musito bajo mi aliento cuando las puertas se abren dejando pasar una gran llamarada.

Rudy es el primero en aparecer en medio del pasillo, observando sin ninguna expresión el fuego. El ambiente se torna asfixiante y el sudor brilla en mi frente, el fuego desaparece de pronto y con ello aparece una chica de cabello blanco y sangre en todo su atuendo.

-Viva la reina Saven de Aren. 

Solo le bastó decir esas palabras para caer sobre sus rodillas y luego desplomarse en el suelo.

-Mierda. -gruñe Rudy al verla caer.

Todos nos acercamos incrédulos sin saber de donde había aparecido esa chica o quién era exactamente. ¿Por qué lucia tan pálida? ¿por qué sangraba? ¿de dónde había aparecido el fuego?

-¡Llamen un médico! -grito Eva al verla temblar con fuerza.

Susurros de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora