Capítulo Treinta y Uno: Antiguo reino.

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Ambos seguimos de cerca a Douglas, derecho a la sala de conferencias donde no había nadie más. Simplemente nosotros tres reunidos para charlar algo que sucedió en un ¿día y medio?

Me dejo caer al lado de Caled sosteniendo la herida de mi estómago, Douglas me da una mirada que parece preocupada, pero la reemplaza por la suya de siempre. Altiva, severa y sin emociones. Caled se cruza de brazos mirando a su padre tomar asiento al frente de ambos.

-¿Qué pasa padre? ¿no eres capaz de domar tu propio pueblo? -indaga con soberbia. 

-No estamos acá para hablar sobre quién es digno para gobernar. -sentencia antes de irse por la línea de discusiones familiares-. He escuchado rumores

-Señor, no todo lo que se dice es cierto.

-¡No! -me corta con un fuerte grito, salto sobre mi asiento-. Esta clase de rumores no prometen nada bueno futuros gobernantes y es necesario que lo sepan si sucede cuando deje mi corona sobre sus cabezas. 

-Bien padre, te escuchamos. -acepta Caled, entrelazado mi mano bajo la mesa.

-Se dice que un antiguo pueblo planea gobernar Horenclow, sus intenciones no son buenas, así lo informaron los viajeros que se mantienen al tanto de todo. -nos dedicó una mirada preocupada y eso provoca que una fuerte oleada de escalofríos me recorra-. Tienen sed de sangre, sin importar si son inocentes o culpables, quieren acabar con todo y es curioso... porque del único pueblo que se conoce es el banshee.

-No Douglas, ellas me pertenecen y están a la espera de mis órdenes. -me apresuro a hablar-. Por poco y pierdo la vida en ese campo de batalla, lo menos que desearían es hacer un golpe en Horenclow.

-La política siempre se maneja con dos caras, querida y tus niñas, han permanecido por mucho tiempo bajo la sombra, ¿no las creen capaces? -pregunta, elevando su ceja desde su posición altanera.

-No perdemos nada con preguntar. -respondo, ganándome un asentimiento de su parte.

-Ahora rey Caled, debemos de hablar sobre alianzas necesarias si de un campo de batalla hablamos. -expone su padre chasqueando los dedos y apareciendo un mapa sobre la gran mesa-. La alianza se gana dando a cambio y hasta el momento tenemos la confirmación de Iren y Escarmis. -señala los puntos en el mapa.

Ubico ambos reinos y el nuestro en medio de las tierras. Frunzo el ceño al percatarme que Eren no fue mencionado en ningún momento.

-¿Qué pasa con Eva? ¿no eran aliados? -cuestiono y Caled asiente de acuerdo.

-Su hermano menor, rey del sector este del mar se niega a firmar nuestro tratado, pero Eva aseguró estar trabajando en ello. -responde Douglas, desapareciendo el mapa-. Hijo, deberías de ir a charlar con el soberano de la logia, él tal vez sea más específico con el futuro rey.

-Claro padre, todo sea por el bienestar de Oren.

-Y en cuanto a ti Saven, manten al margen tus chicas. No queremos iniciar una disputa por su desobediencia.

Asiento, siendo consciente de su disimulada advertencia y por el apretón de Caled, él también la comprendió.

Debía de ponerme manos a la hora con las banshee, en devolverles lo que les pertenece y dejarles en claro quién es su reina.

(...)

-Majestad, no esperábamos tenerla tan pronto de regreso. -admite sorprendida una morena, al abrir las puertas del convento.

-Le presento a mi mano derecha de Aren, la señorita Jordan. -las presento y la morena tan solo se limita a asentir.

-Sígame, sabemos a qué viene. -asiento un poco sorprendida, pero al instante cambio mi expresión.

Susurros de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora