Treinta y Dos: Sangre de inocentes.

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Cuando Jordan se refería a conocer un modo para hacerla hablar sin sufrir... bueno, tal vez ella tenía un perspectiva algo distinta al tema. Alzó la caja repleta de delgadas agujas y yo la mire extrañada por su expresión de felicidad.

-Me parece que la acupuntura no es la respuesta para nuestra pregunta. -digo al percatarme que su felicidad aumenta.

-¿Cómo que no? -indaga mirando extrañada la caja.

-¿Eso no "funciona" para sanar enfermedades? -procedo a formar las comillas con mis dedos.

-Con magia de lado todo es posible. -responde inflando su pecho altiva y apartando la caja de mis manos.

-No creo que sea apropiado.

Jordan bufa audiblemente y deja la caja de agujas lejos de su propio alcanza murmurando que esta iba a ser su primera vez probando con esas cosas. Con mayor razón le quedaba prohibido utilizar a la pobre anciana como experimento. 

-¿Qué piensas de la hipnosis? -cuestione, mirando el montón de cosas apiladas por todos lados.

-¡Es una grandiosa idea! ¿por qué insistes en usar otros métodos hermanita? La hipnosis se te da demasiado bien. -giro hacia la puerta, donde un chico de cabello blanco, alto, ropa y piel sucia mira a Jordan con sus ojos del mismo tono que mi amiga-. Princesa. -saluda bajando un poco su cabeza.

-¿Qué haces aquí Liam? -pregunta cansada Jordan, me mira por unos segundos hasta caer en cuenta que la confusión marca mi rostro-. Él es Liam, un amigo.

-Pero Jordan creció en mi casa, lo cual la convierte en una hermana de otra madre para mi. -explico el chico, acercándose a mi mejor amiga y plantandole un sonoro beso en la mejilla.

-¡Que tiernos! -chille emocionada, observando a Jordan limpiar su mejilla con repulsión.

-Entonces... ¿qué estaban haciendo las hermosas chicas? -pregunta sentándose sobre el escritorio.

-Nada que te importe. -gruñe Jordan, tomando mi brazo y jalando de él-. ¿Por qué vienes en ese estado? ¿Eva te mando a la mierda de nuevo? 

Mis ojos se abrieron de sorpresa al escuchar la pregunta de Jordan. Estaba claro que aquí había un chisme del cual no sabía que existía y a juzgar por la expresión de dolor de Liam, estaba segura de que mi mejor amiga tenía la razón. Me solté de su agarre de un tirón, tome una silla y me senté frente al chico. Su ceño se frunció dudoso, pero mis manos animándolo a desahogar su dolor de amor no correspondido.

-La verdad es que sí, me sacó a patadas de su castillo. -habla cerrando en puños sus manos.

-¡Saven! Tienes un deber como reina en las tierras de Aren, deberíamos de ir, ¡ya! -grita Jordan, molesta desde la puerta.

-Bien. Nos vemos luego Liam. -me acerco a Jordan y siento su mano tomar mi brazo-. ¡Mucha suerte! -al gritar eso, las puertas se cierran de golpe y me encuentro frente a unas puertas desconocidas-. Eres tan aburrida. -me quejo frente a Jordan.

-Primero el pueblo y luego el chisme, princesa. -suspiro asintiendo.

Tenía razón. Golpeó la puerta y la anciana de hace un rato, la abre con una expresión cansada, pero determinada. Revivir aquellos oscuros recuerdos debía de ser doloroso para ella, pero para poder ayudar a las otras personas era necesario conocer ese pasado en su totalidad.

-¿Se encuentra bien? -cuestione preocupada, aceptando su invitación a seguir a su habitación.

-Terminemos con esto cuanto antes. -responde segura y con la frente en alto.

Susurros de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora