𝖊𝖑𝖊𝖈𝖙𝖗𝖔 | "La guerra está más cerca y
yo voy a librarla, con todos
los medios necesarios"
#5 en mutantes (13-ene-19)
#3 en alexsummers (24-ene-19)
#6 en mutantes (30-ene-19)
#1 en alexsummers (30-ene-19)
#4 en...
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Nueva York Diez años después 1973
—¿Cómo van las cosas?
Acepté la taza que me había traído Viktor. El contenido estaba un poco caliente, por lo que dejé la taza en la mesa mientras se enfriaba un poco.
—Eso depende de a qué cosa te refieras. Si preguntas por la escuela, todo fue empeorando hasta que ya no quedó nada. En cambio si quieres saber de mi matrimonio de sólo dos años...
—Quiero saber sobre ti. ¿Cómo estás?
¿Que cómo estaba yo? Pues... ya que había hecho el viaje hasta acá era mejor sincerarme.
—Intento seguir viviendo aunque a veces no le encuentro sentido a nada. Me gustaba enseñar en la escuela, luego tuvo que cerrar por decisión de Charles. Alex y yo nos casamos, pensé que podría empezar de nuevo olvidando todo lo malo, y justo tuvo que empeorar la estúpida guerra que ni siquiera es en este lado del planeta. ¿Lo peor? Tuvo que irse a sólo unos meses de... —callé unos momentos porque todavía me molestaba un poco. —¿Sabes qué? Él no ha visto a su hija ni una sola vez desde que nació.
—Está en la guerra. Es imposible que pueda volver a menos...
—A menos que resulte herido de gravedad, la guerra termine y él sobreviva, o que muera y me terminen enviando una caja de madera con su cadáver.
Apreté los puños sobre la mesa al mismo tiempo en que las luces del techo parpadeaban. Sentí la mirada de Viktor sobre mí. A él no le asustaba cuando ocurrían cosas extrañas mientras yo estuviera de visita. Era un humano con una hermana mutante y lo llevaba bastante bien.
—¿Por qué siempre te vas por la peor opción? Deberías estar feliz de que las cosas se estén resolviendo poco a poco. Cada día van llegando algunos grupos directo de Vietnam.
—Pero nunca el suyo. —rodeo con mis dedos la taza, que ya está a una temperatura que sé no me quemará la lengua. —Temo que descubran su naturaleza y se lo lleven. —me llevo la taza la los labios. —Ustedes no lo notan, pero entre la comunidad mutante hay algunos que desaparecen y jamás se vuelve a saber de ellos.
Dejo de hablar cuando escuchamos pasos que se acercan. Khristeen apareció con una radiante sonrisa adornando su rostro.
Venía a visitar a mi hermano y de paso podía verla a ella, ambos eran vecinos. Khristeen no había cambiado mucho, su cabello castaño seguía estando igual de largo y brillante, igual que sus ojos verdes. Claro que en diez años hay cosas que no se pueden evitar, aunque no se notaba mucho.