045. nothing left to lose

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ELECTRO

DOUBT | CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

DOUBT | CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO

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Junto a nosotros venían otros dos mutantes en los que Erik confiaba. Hank dirigía el jet nuevamente a Nueva York para encontrar a Jean.

De alguna forma pensar en eso me hacía revivir cada día desde que Charles y yo la trajimos a la mansión. No sería nada sencillo matarla. Y no lo digo por su poder, eso es lo de menos; lo digo porque una vida entera de recuerdos, risas y buenos deseos no se podían borrar así como si nada. Pero no eran nada comparados con los momentos que pasé con Alina desde que supe de su existencia.

Debía enfocarme en la ira que me causaba su muerte. Eso me mantendría fuerte.

Una molestia en mi cabeza me hizo cerrar los ojos. Era una presión leve, pero no tanto como para pasar inadvertida. Me llevo los dedos a la cabeza hasta masajear el área sabiendo el motivo.

Era Charles. Sabía que era él. No estaba en mi mejor faceta para escuchar su lado moralista. No cuando él había visto de lo que Jean era capaz. Mejor que nadie Charles tenía que haber visto que algo andaba mal con Jean. Ya a estas alturas debería saber lo que pasó.

El viaje llegó a su fin en menos de lo que tenía pensado. Así que todos bajamos siendo recibidos por la noche de Nueva York. Los autos pasaban por la calle más cercana, y había una línea de casas al otro lado. Erik me habló rápidamente sobre Selene Gallio y Ariki, los dos mutantes que nos acompañan. Ella podía controlar mentes y él usaba sus rastas como armas defensivas.

Si hubiera sido él, mejor traía a mutantes con dones capaces de darle pelea a los X-Men, los cuales seguro estaban cerca. Pero no era yo la que tomaba decisiones sobre los asuntos de Erik.

—Está adentro. —Selene señaló la casa que estaba al otro lado de la calle. Parecía muy fácil hasta ahora.

—Hola, viejo amigo. —habló otra voz.

Contuve la respiración antes de darme la vuelta. Charles estaba ahí a unos metros junto con Scott, Kurt y Storm. Más lejos estaba Jeremy. Entonces no me creí capaz de seguir. No cuando había otro recordatorio de la muerte de mi hija presente.

Erik ve el cambio en mi rostro, así que me pone detrás de él para encargarse de la charla por esta vez.

—Ahórrate lo de "viejo amigo", Charles. No interfieras.

—Siento mucho lo que Jean hizo. Pero no puedo dejar que entres ahí.

—Siempre lo sientes, Charles. Y siempre hay un discurso. Pero ya a nadie le importa. Si buscas con quien disculparte, que sea con ella. —estiró su brazo dando a entender que hablaba de mí. —Jean le quitó lo que más amaba.

𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐎 (𝐗-𝐌𝐄𝐍) ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora