027. join me

2K 194 13
                                    

ELECTRO

ASHES | CAPÍTULO VEINTISIETE

ASHES | CAPÍTULO VEINTISIETE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.















—¿No vas a retroceder?

—¿Lo harás tú? —en su pregunta podía detectar algún tipo de anhelo. No quería que peleara con él, yo mucho menos, pero las cosas no estaban a nuestro favor.

—No.

—Entonces yo tampoco.

La tierra tembló un poco cuando uno de los robots se acercó corriendo en mi dirección, yo me preparé para ir a destrozarlo, pero para mí sopresa éste comenzó a despedazarse solo hasta que era simplemente un montón de chatarra frente a mí.

Erik aún tenía un brazo extendido cuando yo giré el rostro en su dirección.

—¿Y eso por qué fue?

—Si alguien va a darte pelea, seré yo solo.

—Qué considerado de tu parte.

Extendí mi mano lanzando una descarga rápida que lo hizo perder el equilibrio. Corro hacia Erik con la única intención de quitarle ese maldito casco. Con algo de suerte Charles estaría al pendiente de lo que estaba pasando y podría controlar a Erik para terminar todo este teatro. Ojalá el telépata estuviera bien.

Llego lo más cerca que puedo intentando atacar su garganta, pero él a pesar de mi distracción se recompone tomando mi muñeca entre sus dedos. Con un rápido movimiento dobló mi brazo detrás de mi espalda acercando nuestros cuerpos.

—No quiero lastimarte. Para ya.

—No.

Ambos nos vimos enfrascados en un forcejeo que incluía varios golpes a modo de defensa contra el otro. Era difícil decir quien llevaba la ventaja, porque cuando por fin creía estar a un paso de derribarlo él me hacía dudar. Así y así hasta que parecían haber pasado horas.

Mi respiración estaba acelerada, los nudillos me ardían. Todas mis extremidades dolían como si hubiesen estado bajo un peso insoportable.

Claramente me había hecho falta calentar antes. Eso y que hace mucho no combatía con nadie. Tomé del cuello a Erik y dejé que mis dedos chispearan contra su piel. Él lanzó un quejido, pero no se apartó. Por lo que hice más presión en mi ataque esperando que trastabilara al menos un poco y así darle el golpe final.

La piel de Erik comenzó a ponerse roja allí donde mis dedos hacían contacto, y volví a sentir ese calor insoportable extenderse por mis brazos. No quería herir a Erik, pero tampoco podía soltarlo ahora. Aguanté lo más que pude e hice que una de mis manos siguiera chispeando. Quité la otra de su cuello sujetando la parte del casco que le cubría la mejilla.

𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐎 (𝐗-𝐌𝐄𝐍) ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora