Todas recordaron lo que eran en el pasado.
- Yo era una chica hermosa y popular. Mi padre era un hombre esforzado, que nos quería mucho a Jisoo y a mí. Tenía toda mi vida perfecta, hasta...Bueno, todo ésto.– Sonrió con nostalgia. Jisoo asintió, expresando la misma sonrisa.
- Yo era una chica que se empeñaba en sus estudios, tratando de sacar las mejores notas, para enorgullecer a su padre.– Sonrió, conectando la mirada con Jennie.
- Yo era una chica que trabajaba en una panadería, con mi abuela. Vivíamos solas, y nos queríamos mucho. Fuí a la escuela hasta los quince, y después me aburrí, así que solo quise seguir trabajando.– Dijo Chaeyoung, orgullosa.
Todas miraron a Lisa, quien estaba escuchando atentamente las historias de todas.
- Yo...Yo era una chica de un orfanato, quien fue adoptada por una familia de ricos...Los Manoban.– Todas abrieron sus ojos al máximo, no creyendo el porqué no se habían dado cuenta antes.
- ¡¿L-los Manoban?!.– Gritó Jisoo.– ¡Eran los más ricos de toda Corea del Sur!.– Exclamó.– Tu vida debió haber sido de lujos...
- Si...Bueno, ellos eran muy buenos conmigo, pero casi siempre la pasaban fuera, así que me sentí sola mucho tiempo. Ahí estaba Sunmi, la hija de una criada, la cual se convirtió en mi mejor amiga.– Sonrió, recordando sus travesuras de niñas.
Jennie sonrió al ver ese brillo en sus ojos.
- Bueno...¿No es hora ya?.– Preguntó Chaeyoung, interrumpiendo el momento.
- Tienes razón. La hora ha pasado volando.– Se levantó Jennie, mirando al sol por la ventana. El señor Yang les había enseñado a ver la hora a través de la posición del sol.
Lisa se levantó también, y la siguió hasta la salida. No sin antes dar las gracias por la comida, por supuesto.
- ¿Y qué es lo que haces allá?.– Preguntó, caminando junto a Jennie.
- Salimos al bosque y probamos nuestra puntería con el arco disparándole a los muertos.– Le respondió con una sonrisa.
- Wow...Pensé que...Pensé que usaban flechas para dispararles al blanco...Dentro de la zona segura.– Dijo, mientras se sorprendía por lo equivocada que estaba.
- Tenemos que sobrevivir, así que el señor Yang toma medidas un poco más drásticas y seguras respecto a los resultados.– Le explicó.
- Ya veo...Tiene un poco de sentido.
- Claro que lo tiene.– Rió.– ¿Puedo...Puedo tomarte de la mano?.– Le preguntó, aún sin quitar la hermosa sonrisa de su rostro. Lalisa asintió con un leve sonrojo en sus mejillas.
Entrelazaron sus manos, y caminaron así hasta llegar a su destino, en silencio, pero no un silencio incómodo, sino que uno totalmente cómodo para ellas. Se sentía tan bien tomar la mano de la otra, que no les importaba lo que pasara al rededor. Se sentían seguras estando juntas, y aún si no se conocen mucho tiempo, pareciera que lo hicieran. Hay una gran conexión entre ellas, que hasta cualquiera puede notarlo cuando las ven...Incluso Hyun.
- ¿No está hermoso el día?.– Preguntó Jennie.
- Si...Muy hermoso.– Pero Lalisa no miraba el cielo como Jennie, la miraba a ella.
- Hemos llegado.– Le sonrió, soltándole la mano, gesto que ambas lamentaron, pero entendieron.
- Pero aún no salimos de la zona segura...– Le dijo.
- Aquí es donde nos juntamos todos los que vamos a ir.– Le dijo.
- ¿Irán más personas?.– Le preguntó.
- Pues claro. Sería tonto si les enseñaran uno por uno, ¿No crees?.– Le dijo, y luego se arrepintió al ver el notable sonrojo en Lisa.– N-no quise decir...Ya sabes.
- N-no importa.– Le sonrió, indicándole que todo estaba bien. Jennie se sentía aún un poco mal, así que no hayó mejor forma que darle un corto beso, mientras que nadie veía. Lisa se sorprendió, pero aún así sonrió, así tan lindo como siempre lo hacía.
Sus corazones latían fuertemente, y se sentían felices.
- ¡Jennie, Lalisa!. Que bueno que están aquí. ¿Irás con nosotras al entrenamiento?. ¡Que bueno!.– Dijo Irene, acercándose a ellas.
- S-si, bueno, yo--
- ¿Haces ejercicio?. Tienes unos brazos tan duros y firmes...– Le dijo, mientras le pellizcaba uno de éstos.
- A-a veces.– Respondió, alejándose un poco de ella, buscando refugio en Jennie, la cual se encontraba muy, demasiado, seria.
- Te quiero presentar a alguien. ¡Seulgi!.– Gritó hacia atrás suyo, llamando la atención de una hermosa chica.
- ¿Qué pasa, amor?.– Preguntó, rodeándole la cintura con su brazo.
- Ella es Lalisa, la chica de la que te hablé ayer.– Le sonrió.
- Un gusto, soy Seulgi.– Le sonrió la chica.
- Soy Lalisa Manoban.– Le sonrió de vuelta.
- ¿Haces ejercicio?. Tienes unos brazos muy fuertes.– Le apretó uno de ellos.
- ¡Lo mismo le dije!. ¿No son fabulosos?.– Dijo, mientras le tocaba el otro brazo.
- ¡Bueno, ya basta!. ¿No?.– De un manotazo las apartó a ambas. Las chicas la miraron sorprendidas por aquella acción, y luego intercambiaron una mirada, para luego sonreírle pícaramente a Jennie.
- ¿No será que...
- Te gusta?.– Terminó Irene la frase de Seulgi.
- Y-yo...– Se sonrojó. Lalisa esperaba a que respondiera, sabiendo la respuesta, pero necesitaba oírlo nuevamente.
- ¡En fila!.– Se escuchó la voz de Yang.
- Es mejor que vayamos.– Huyó Jennie de la vergonzosa escena.
- Esa perra con suerte...– Dijo Seulgi, recibiendo una mala mirada de parte de Lisa.– Ya veo...Es correspondido, ¿Eh?.– Sonrió.
Lalisa se avergonzó y se ganó al lado de Jennie.
- Son unas cobardes.– Se burló Irene.
- No como nosotras, ¿No, amor?.– Le dió un pequeño beso esquimal.
- Claro que no, bebé.– Le sonrió.
Las chicas se mantuvieron atentas a las indicaciones de Yang, antes de salir.
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Sobrevivir.- Jenlisa [G!P]
FanfictionUn mundo devastado, en donde lo única opción es sobrevivir. Zombies por todos lados, y personas intentando arrancar. Masacres que no cesarán, hasta acabar con todo.