Veintitrés

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Jisoo se ganó frente a Jennie, protegiéndola. En ese momento ninguna tenía armas, y si las tuvieran saben que no serían capaces de disparar.

- ¿Q-qué ha pasado?.– Dijo Lalisa, con una voz más ronca de lo normal.– ¿Porqué se ven tan deliciosas?. Tengo mucha hambre...– Dijo, mientras se tambaleaba.

Todas se miraban entre sí, no sabiendo si estaban soñando o ya se habían vuelto locas.

- ¿L-L-Lalisa?.– Consiguió decir Jennie.

- ¿Qué pasa?.– Preguntó con normalidad.– ¿Por qué me miran como si vieran a un fantasma?.

- Porque eso es lo que vemos...O más bien a un zombie.

- ¿De qué hablas?. Todavía no me he convertido.– Dijo obvia.

- ¿Q-qué no lo recuerdas?. T-te desmayaste por dolor. E-estás pálida, y tus venas...Se notan mucho.– Explicó Jennie.

Lalisa se miró las manos y abrió sus ojos ampliamente.

- Oh Dios mío...– Aún no terminaba de creerlo.– ¿S-soy una de esas cosas?.– Preguntó. Todas asintieron.– ¿N-no debería estar intentando comerlas?.

- Nosotras tampoco lo entendemos...– Dijo Jisoo.– P-puede ser la razón por la cual te demoraste en convertirte...No lo sé, carajo.

- T-tengo mucha hambre, chicas...– Les dijo.

Se escuchó un ruido afuera del bosque, y Lalisa comenzó a olfatear.

De pronto, todas vieron como salía de la cabaña, y claramente la siguieron. Vieron como no tan lejos se encontraba un ciervo, y Lalisa iba tras él.

- ¿Te ayudamos?.– Preguntó Jisoo.

- Si. No entiendo porqué no puedo correr. Es como si me faltaran las fuerzas para mantenerme de pie.– Dijo.

Se escuchó un disparo, y el ciervo cayó al piso.

- Todo tuyo...– Sonrió Jisoo.

- Y-yo...Quisiera que no me vieran...Ya saben, así.– Se avergonzó. Pero si no fuera por el tartamudeo, ninguna lo hubiera notado, porque ni siquiera puede sonrojarse.

- Vamos adentro, chicas, ya la oyeron.– Dijo Jisoo.

Las chicas, por petición de Lisa, se adentraron a la cabaña. Pero todas tenían la misma idea; mirar a través de la ventana.

La pelirroja devoraba al cadáver como si no hubiese comido en años, y tuviera su plato favorito en frente.

Todas miraban anonadadas aquella escena. A Jisoo le parecía interesante, a Chaeyoung asqueroso, y a Jennie...A Jennie le encantaba verla comer, por más raro que sea.

Al terminar, la pelirroja volvió a la cabaña.

- N-no ha logrado satisfacerme...– Informó. Toda su cara estaba cubierta de sangre.

- ¿No?. Casi lo dejas en los huesos...Creo que es uno de los defectos de ser zombie.– Bromeó Jisoo.

- P-puede ser...– Jennie notó lo incómoda que estaba Lalisa.

- ¿Deberíamos seguir durmiendo?. Después de todo deben ser las dos o tres de la madrugada, yo que sé.– Dijo Jisoo.

- Tienes razón.– Dijo Chaeyoung.

Las dos chicas se fueron a su cuarto, dejando a solas a Jennie y Lalisa.

Estaban en un incómodo silencio. Silencio que Jennie decidió romper.

- ¿Vamos?.– Dijo, mientras le tendía una mano.

- S-si.– Lalisa le tomó la mano, dejándose guiar.

El tacto de Jennie era cálido, a pesar de no sentir frío, ni calor.

Se sentía en paz junto a ella, a pesar de tener su corazón latiendo a mil por hora.

Sobrevivir.- Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora