Veinticuatro

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Se encontraban en su habitación, mirándose la una a la otra. Lalisa se sentía muy angustiada, una, porque no tenía sueño, y dos, porque el hambre la estaba matando... Metafóricamente, porque ya estaba muerta.

- ¿No puedes dormir?.– Dijo Jennie, percatándose de eso. Lalisa negó, y sonrió.

- Aún no tengo sueño...Quiero seguir viéndote.– Sonrió aún más al ver lo tímida que se había puesto Jennie.

- N-no sabes cuanto quiero besarte en éste momento...– Le dijo, mientras miraba sus labios.

- También yo...– No podían tomar riesgo de contagiar a Jennie, pero la tentación era grande.

Poco a poco comenzaron a acercarse...Jennie tomó la valentía de poner su mano en la mejilla de la contraria, mientras ésta se entregaba a ella.

Sus labios estaban separados por milímetros, que no dudan en juntar. Tan solo es un beso superficial, pero para ellas es lo mejor que han hecho. No hay ningún contacto de fluídos en él, por lo que está bien, pero quieren más.

Por más que no deban, aún así los labios de Jennie se abren lentamente, encajando con los de Lalisa. Ambas movían sus labios de forma sincronizada.

Lalisa se movió para ganarse entre las piernas de Jennie, aplastandola con su cuerpo, pero tan solo lo necesario para que sus intimidades se toquen por sobre la tela.

Jennie pidió permiso con su lengua, y Lalisa al sentirla, se separó inmediatamente.

- É-ésto está mal...Oh por Dios, ¿Qué he hecho?...– Y ahora se sentía culpable.

- Lalisa...– Jennie aún estaba con la respiración agitada, y sus ganas le sobrepasaban el razonamiento.

- Jennie, perdóname, porfavor.– Las lágrimas de Lalisa la hicieron despertar de su ensueño.

- No te preocupes, Lalisa, no pasa nada.– Le sonrió.– P-puede que tú no puedas contagiar a otra persona...Eres diferente.

- ¿Y si te conviertes en alguien como yo?.– Aún así la culpa no se iba. Ni siquiera estaba segura de haberla contagiado, pero no se detendría a pensar en eso.

- No me importaría, Lalisa...Me importas tú.– Sentía miedo. Claro que lo sentía, pero si lo demostraba, tan solo iba a hacer que Lalisa se sintiera aún peor.

- Jennie, no entiendes...Tendrías un hambre insaciable, y no puedes correr, ni dormir...Tengo miedo, Jennie...– Se acurrucó en su pecho, buscando protección. Halló la tranquilidad en la calidez de su amada, mientras la otra se encargaba de acariciar las ondas de su cabello.

- No pasa nada...– Aunque esas palabras eran para Lalisa, en el fondo sabía que eran para sí misma.

¿Y si no era cierto lo que pensaba?. ¿Y si no hace el mismo efecto en ella?. ¿Y si tan solo se convierte en una de esas cosas sin sentido de la razón?...

Decidió no pensar en eso, y se dedicó a quedarse en silencio, disfrutando la mera presencia de la pelirroja...

¿Solo unos minutos para comprobar su hipótesis?...Los esperaría. Está obligada a hacerlo, y por más que tenga miedo, debe enfrentar.

Sobrevivir.- Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora