Lucy Evans siempre consideró que tenía una vida afortunada. Exceptuando el hecho de los constantes accidentes que solían suceder cuando estaba cerca de un fuego y/o sus emociones se disparaban. Con el tiempo, se acostumbró a ello y los inevitables t...
❝El mundo está lleno de secretos que desconocemos.❞
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Olivia Grace quería irse de ahí de lo antes posible. No se sentía para nada cómoda teniendo que estar al lado de James Smith.
Éste, hizo una mueca al notar su impaciencia.
—Solo quería explicarte lo que pasó.
—Nadie te las ha pedido.
—En serio, Olivia. Todo fue un malentendido. De verdad que no quería...
—Sí, seguro —escupió.
—Por favor, no te pongas así. Además, si solo fue una tontería —intentó excusarse.
—¿Estás de coña, no? Te di una oportunidad, y a la mínima me la clavaste por la espalda —saltó—. Sin mencionar, ¡qué me humillaste delante de toda la escuela!
—Lo siento muchísimo. No sabes cuanto.
—¿En serio crees que con pedir perdón todo se va a solucionar?—le cuestionó Olivia cruzándose de brazos.
—No, pero yo... —dijo James sin saber muy bien que responder.
—Debes saber, que soy una persona muy rencorosa —dijo ella acercándose a él—. No pienso perdonarte —lo miró a los ojos, su rostros estaban a centímetros de distancia y sintió como al chico se le cortaba la respiración al verla tan de cerca con aquellos ojos dorados pegados a los suyos—. Esto es la guerra, Smith —declaró, se alejó de él y salió de ahí.
§
Cuando estaba llegando a su residencia, se encontró con su hermana Ann Grace y Venus Miller.
—¿Qué diablos te ha pasado? —preguntó su hermana al notar el cabreo.
Olivia gruñó sin poder ocultar su malestar.
—No es nada.
—Anda, cuéntanoslo —habló una preocupada Venus.
La de ojos dorados suspiró y finalmente decidió contarle a sus amigas toda su historia con James.
—Bueno, a lo mejor solo quiere caerte bien —dijo Ann cuando hubo terminado.
—¿Qué hablas? ¡Está claro que ese chico es un hipócrita! ¡Se cree el centro del mundo y no llega ni a las suelas de mis zapatos! —saltó Venus molesta.
—¡Gracias! —exclamó Olivia.
—Joder, ya no se puede ni pensar bien de la gente —se quejó la de ojos azules.
