James' POV.
❝El conocimiento suele ser mucho más peligroso que las armas.❞
En cuanto el que le acompañaba en un principio, Fred Miller, los vio juntos decidió irse de allí ya fuera para no molestar una posible conversación pendiente entre ambos o porque simplemente ya no tenía que hacerse cargo de él.
—Bueno, yo mejor me voy, tengo una cita en una hora y debería prepararme —declaró el rubio y sin más se fue de ahí.
En cuanto su hermano desapareció entre los altos edificios, Venus Miller se giró hacia su compañero con expresión seria.
—James, ¿qué te dijo?
—¿A qué te refieres? —respondió el nombrado algo desorientado.
—¿Qué oíste ahí? Seguro te enteraste de algo.
—No te entiendo. Solo mencionó algo de la Heredera Eterna y...
Ella lo calló.
—No digas esto aquí, las paredes tienen oídos. Ven, necesito que me acompañes a un sitio. Pero tienes que prometerme que no le contarás a nadie de esto. Y mucho menos a Olivia, ¿entiendes?
—¿De qué estás hablando?
—Sé muchas más cosas de lo que puedas incluso imaginar, Smith.
Al oír eso, James Smith sintió como un escalofrío le recorría la espada: aquellas eran las mismas palabras que le dedicó la Cazadora Suprema antes de dejarlo inconsciente en los túneles. ¿Y si sus pensamientos no eran tan descabellados? ¿Y si verdaderamente había una relación entre Rose y Venus?
Pero antes de que pudiera seguir reflexionando sobre aquello, James fue arrastrado por Venus hasta la habitación de la chica.
—Primero, quiero que cierres la puerta y me escuches atentamente —habló ella soltando su brazo que había estado tirando durante todo el camino para que fuera más rápido.
James, algo receloso, acabó obedeciéndola.
—¿Y ahora qué?
—Espera un momento.
La chica se acercó a una puerta que había en la esquina derecha de la pared mientras que el Elemental se quedó a fuera esperando.
Analizando la estructura del sitio donde estaba, el cual seguía los mismos patrones que el resto de habitaciones de Eternal. Con la excepción de que en la derecha, donde debatía haber una cama, se encontraba un tocador gigante. Aún así, pudo ver de reojo que la Talento se había metido en el baño gracias a que había dejado la puerta entre abierta.
Un par de segundos después, la Cupido salió con una gran pizarra del tamaño de media pared.
—¿Ocultas eso en tu baño? —cuestionó el moreno.
ESTÁS LEYENDO
El Renacer del Fuego.
FantasyLucy Evans siempre consideró que tenía una vida afortunada. Exceptuando el hecho de los constantes accidentes que solían suceder cuando estaba cerca de un fuego y/o sus emociones se disparaban. Con el tiempo, se acostumbró a ello y los inevitables t...