Capítulo 35.

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Olivia's POV.

Nunca olvides que una sola llama, provocó los humos de Roma.

Olivia Grace no podía creer lo que veía

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Olivia Grace no podía creer lo que veía. Sus sentidos más desarrollados de lo normal a causa de sus poderes como transformista nunca le habían funcionado realmente. Era la primera vez que conseguía escuchar algo que en principio nadie desde su misma distancia podría. ¿Y para qué le había servido? Para encontrar una bomba que iba a explotar en quince minutos. Genial, que gran comienzo.

—Oh, no —dijo Lucy Evans a su lado.

—Tenemos que desactivarla.

—¿Y cómo quieres que lo hagamos? —gritó la pelirroja quien estaba visiblemente alterada.

—¿Es que no ves películas? Cortando los cables.

—Como si eso fuera tan fácil.

—¡Es la única opción! Así que deja de decir cosas inútiles, y ven aquí para ayudarme —declaró mientras que se agachaba hacia el aparato.

La bomba era muy rudimentaria: un reloj con cuenta atrás conectado a un montón de dinamita.

—Haz un agujero en la dos cajas de metal —dijo señalando las que estaban a la derecha e izquierda del reloj.

Cuando su amiga pasó los dedos en llamas por ambas cajas, pudo ver como en la izquierda estaban los típicos cables de color rojo y azul que se conectaban tanto a la dinamita como al reloj y a la otra caja. Dentro de la caja derecha, había una cerilla que ardía en llamas azules: fuego fatuo. Si la dinamita llegaba a explotar, destruiría todo Eternal en tan solo unos segundos. Y lo peor de todo, era que el fuego fatuo no se apagaba con nada. Solo lo hacía cuando ya no tenía nada más que quemar, se consumía en sus propias cenizas.

—Vale, tenemos un problema —declaró Olivia—. Esto es fuego fatuo.

—Joder —masculló Lucy—. Probablemente Rose pueda crearlo. Tiene que ser ella la que nos ha puesto esto aquí, como en mi sueño.

—Sabe que hemos descubierto su secreto.

—Bueno, no pasa nada. Yo soy una Fuego también, ¿no? Así que simplemente cogeré la cerilla y...

—¡Ni se te ocurra! ¿Qué harás luego, apagarla? No se puede. Y además podrías quemarte a ti misma.

—¿Y qué sugieres entonces?

El Renacer del Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora