XXII

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||lucia||

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||lucia||

Entonces? - dije apurando sus palabras, de la presión que existía en mi quería arrebatarle dichas palabras con premura.

Bueno querida, la verdad es que no pienso decirle nada, y al igual que mi hijo yo estoy a tu disposición - dijo esta dándome un alivio enorme.

Entonces, para que me quieres dar un puto infarto!! - esto provocó la sonora risa de Matilde, dándome algo de alegría a mi por escucharla de nuevo en casa.

Una vez sesaron son risas ella, fue acercándose a mi para hablar con absoluta discreción.

Si bien, el alpha cuenta con mi absoluta gratitud y no hay nadie por quien yo lo traicionaria, por otro lado esta pues que por encima del el estará siempre mi señorita Amalia, que en el fondo eres tu - dijo con una sonrisa enteramente maternal en su rostro.

Que era ella de ti? Digo, aparte de ser tu señora? - mis celos se notaban, y aunque se que la señorita a la cual se refiere soy yo, aun me invade de envidia su mención.

Era como una hija para mi - dijo mirando al piso con cara que deslumbraba su tristeza.

Sin embargo cuando me dispuse a continuar ella simplemente empezó a hablar.

Ella era una chica muy sola, sin hermanos o hermanas, siempre encerrada en sus aposentos puesto que su detestable madre, jamás Le puso nadie a su cuidado, una institutriz, nana o tal vez darle ella los cuidados que mi señorita merecía. Jamás tubo la dicha de tener más amigos que el señor Marcos y sin duda se deleitaba viendo horas y horas a su padre en las luchas, además que entrenamientos.

Es obvio que su padre era para ella, su eje y su norte, el único que la quería y apoyaba,asi fue como nació el más puro sentimiento de guerrera, ella lo fue siempre. Al parecer aunque muriera y volviera nacer, en ella sigue ese sentimiento, yo no soy quien para evitar su más grande deseo.

Me quedé impresionada ante la reciente información, pues si bien no tenía mucho conocimiento de mi otra vida, esta nueva información me hace pensar que Amalia y yo, no somos tan diferentes.

Necesitamos alguien que prepare el refrigerio, sabes para las Guerrera - dije de forma baja.

Pues... Dalo por hecho mi niña, sin más salí rápidamente dándole gracias a Matilde y besos, sin duda Le debo mucho.

Camine sin duda o vacilación por el pasillo que daba hacia la oficina de Marcos donde parecía recluso, ese inmenso piso de madera, aunado con enormes cuadros pintados a mando, daba una sensación de antiguo que sinceramente no me gustaba.

Ya frente a la puerta del despacho, trate de escuchar si había alguien dentro, pues no queria ninguna sorpresa, cuando no escuche nada más que papeles, gruñidos y una pluma que pasaba por papel cada cierto tiempo, mi cuerpo actuó y sin pensar abrí la puerta.

La Mirada Del Alpha [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora