Insípido infierno,
tan perfectamente tortuoso;
aquel que por un momento se convirtió,
en uno esplendoroso.
Oh amor de mi muerte,
oh luz de mis ojos,
quisiera regresar el tiempo,
quisiera ese infierno pecaminoso.
No me importa mi alma
a dónde fuese a parar,
yo sólo anhelaría siempre
con tus abrazos descansar.
Dos almas con un fuego,
tan altas están sus llamas;
¿cómo le podemos hacer,
si ni el diablo nos ama?
No nos quiere ver juntas,
aunque a su dios les lleve la contraria;
a metros el presagio oscuro,
sigiloso me quita la calma.
A mi amor antiguo le digo,
que ojalá no terminase la batalla.