Tan fugaz como un abrazo
de esos extrañamente equidistantes y a su vez duraderos.Así eres tú, así te percibo.
Una estrella inalcanzable, que aún teniéndola al frente no me atrevería a tocar. Porque Evangeline ya tiene un sueño, es el dueño eterno de un incompleto, que le ilumina el universo con un beso.Una explosión desestabilizada que me entrecorta la respiración sin necesidad de decir nada. Una mirada, un te quiero, un suspiro, un lamento.
BOOM. BOOM.
Se está acabando el tiempo.
BOOM. BOOM. BOOM.
Se reconstruye mi corazón.
Espero que mis delirios expresen cuán amor siento, que sólo es un fugaz momento -el cual aún no ha llegado a su fin-.
Y llegará. Estoy segura que así será.
Un día podré mirarte y dejar la envidia atrás, la envidia de no ser tu musa a quien le dibujas palabras alentadoras expresadas en el idioma más bonito de todos: el amor.
Un día este pecho no se estremecerá luego de tantos te amo de amistad, luego de mil abrazos que recuerdan lo lejos pero juntos que pueden estar dos personas.Llegará ese día y me iré volando en una nube de algodón, que me quitará este dolor y ¡seré libre! Libre de tus mirada, de las ilusiones, del futuro tan distante e incierto que tus labios me hubieran prometido.
Pero hasta que ese día llegue, seguiré flotando en un mar sin fondo, hasta que ocurra lo primero: me hunda, o aprenda a nadar.
Hasta que ese día llegue, me arriesgaré a apreciar la Evangeline de alguien más, cuyo amor se expresa en versos de color blanco, tan invisibles pero existentes, el cual requiere muchos procesos para ser visualizado con claridad.
Hasta que ese día llegue, seguiré siendo yo, una explosión de colores que traspasan el blanco, deseando ser apreciada más de cerca pero no queriendo desear aquel egoísmo incesantemente detestable.
Sólo me queda seguir soñando con viajar (y) a Marte.
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