¿Cómo estás?
Bien...
Estoy bien...
Bien decepcionada.
Indignada.
Triste.
Furiosa.
¿En verdad quieres saber cómo estoy?
¿Con que derecho me lo preguntas?
Estoy sin ganas de nada, corazón.
Sin ganas de ser yo misma,
tan alegre, haciendo payasadas;
sin ganas de cantar y bailar
como antes solía hacerlo;
sin ganas de mirar al cielo,
y sonreír por la vida tan bonita que tengo;
sin ganas de mirarte a los ojos...
Después de tanto dolor que aún me causas,
después de las mentiras,
de las desilusiones...
¿Que cómo estoy?
Sin ganas de volver a amar...
Y es jodido, ¿sabes?
Porque decepciones no me faltaban,
y aún así se atravesaron en mi camino.
Es frustrante sentirse así
tan ingenuamente estúpida,
tan débil y pequeña,
tan abandonada...
Pero, ¿sabes que es más frustrante aún?
No tener a quien contárselo.
Eras mi confi, mi apoyo,
eras mi todo.
Eras, porque lo jodiste.
Lo jodiste y no tengo cómo reclamarte,
pues sé que eres consciente de lo culpable que eres,
y a pesar de todo el daño...
No quiero otra disculpa de tu parte.
Tampoco quiero que te insultes, te desprecies,
que sea el motivo de tus desvelos
por las razones menos deseadas.
No quiero que estés tan profundo como yo.
O tal vez es que no debo encontrarte acá abajo...
Quizá este pozo sin fondo
es lo que necesito para aclarar mi mente
y no podría hacerlo si tú también estás presente.
Por eso... Sólo me queda divagar en el cosmos de tus recuerdos hasta que los agujeros negros destruyan este universo.
O lo transformen.
