N U E V E

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Wos; 

Estaba en el sillón de la casa de Paulo, en el mismo lugar estábamos todos, pero Lola y Joa no estaban. No era algo que me preocupara, es más, me alegra que si llegan a estar juntos, sean ellos y no otro pajero con Lola.

Aunque en el fondo, algo me molestaba, y no soy capaz de admitirlo, ni para mi mismo.

-Che Valen, ¿y como va todo con tu wacha?- Preguntó Monzón viendo su celular, elevé una ceja y él puso los ojos en blanco, mostrándome la foto más reciente que subí.

-Ah, ella- Dije acordándome de mi novia, quien está esperándome en Buenos Aires. -Con ella hablamos, pero la extraño- Mentí.

Necesitaba liberarme de su enlace tóxico, aunque si, no era tan mentira que la extrañaba. Pero era la costumbre, no el verdadero sentimiento.

-¿Cuándo le pensas decir a Lola quien es? O, ¿ya sabe?- Esta vez preguntó Juan, un amigo de Paulo.

Yo me elevé de hombros. 

Lola no sabía, y no quería que se entere igual. No sé si pueda perdonarme, y otra razón para que me odie no quiero. Y pensándolo mejor, no debería importarme si ella me odia o si no, hace banda perdimos el contacto. 

-No, ¿por qué debería importarle a Lola con quien estoy de novio?- Pregunté sentándome mejor en el sillón.

Todos los que estaban en la sala, además de mi, me miraron con una mirada obvia y Paulo se pegó en la frente, señal de que estaba comenzando a frustrarse.

-Y no sé wacho, ¿tal vez porque tu novia es una de sus ex amiga?- Habló Monzón, otra vez.

Yo me elevé de hombros nuevamente. La verdad es que nunca me había parado a pensar en que, tal vez a Lola le preocupara que estuviera saliendo con una de sus ex amiga más cercana, pero el tema está en que, cuando empecé a salir con mi novia, Lola ya había sucedido hace bocha de tiempo, y no me importó en su momento.

Lola;

-Joa, ¿qué decís?- Le pregunté al teñido mientras me sentaba como indio encima de mi cama.

Él me vio a los ojos, me intimidó un poco pero era porque me había desacostumbrado a su mirada encima. Pasó un año y medio, y muchas cosas que habían sucedido antes, ahora ya no sucedían, y me resulta difícil acostumbrarme. Por ejemplo; La mirada de Valentín.

Era increíble como siempre, sea el tema que sea, Valentín aparecía en cada uno de mis pensamientos.

-Lola tenes que ser sincera, ¿por qué Lula no me quiso?- Preguntó con los ojos cristalizados.

Me acerqué a él, abrazándolo fuerte y sentí el olor a alcohol inundar mis fosas nasales. En ese momento, supe que los chicos tenían algo que ver en todo esto.

-¡Joa! Son las tres de la tarde y ya le diste al chupe, no jodas- Lo regañé, él se zafó de mi agarre y se acurrucó como un gato a mi lado en la cama.

-Mi culpa no fue, los chicos tienen la culpa- Dijo como pudo y con su voz cortada.

Le acaricié el pelo, y seguí haciéndole mimos hasta asegurarme de que estuviera dormido. Cuando así fue, caminé despacio hasta la puerta de mi cuarto y la cerré con cuidado, quedando yo desde el lado del pasillo.

Bajé las escaleras rápido y vi a todos los chicos en la sala, conversando entre ellos.

-Deberías de decirle a Lola, porque se va a enterar de otra forma y va a ser peor- Advirtió Paulo. 

Al parecer, era una costumbre que yo escuchara conversaciones ajenas sin querer, y por casualidad que yo estuviera metida en ellas. La última no fue buena, dada el tema del que estaban hablando.

Suspiré al recordar esa etapa de mi vida, la más triste y menos llevadera que me tocó vivir, aunque sin ser por la apuesta, la pasé bien al lado de Valentín.

-Che, perdón por interrumpir- Dije de la nada, saliendo de mi escondite y todos se sobresaltaron. -¿Pero quién mierda le dio alcohol a Joaquín?- Pregunté cruzando mis brazos por encima del pecho.

Ellos se elevaron de los hombros, menos Valentín.

Sabía que este pibe siempre tenía que provocar algo malo. Ni una bien podía, ¿o qué?

-Yo ¿y qué?- Dijo parándose del sillón, quedando los dos al frente, pero con una distancia considerable.

-¿Cómo que "y qué"?- Imité su tono irritante, provocando la risa de algunos. -Valentín son las 3 de la tarde. Está bien si querés llevar una vida de alcohólico, pero no lleves a Joaquín con vos, ¿me escuchaste?

Él me miró, de arriba a abajo, intentando intimidarme y aunque lo logró, intenté no demostrarlo con una postura rígida, y una mirada incrédula cuando sus ojos se posaron en los míos.

Todos miraban atentos, y algunos, como por ejemplo Khea, se iban a caer de la sorpresa, porque no cerraba su boca y miraba sin parpadear.

No entiendo que es lo tan sorprendente, hasta que al mirar al frente, tenía a Valentín a centímetros de mi cara.

-¿Que tengo una vida de que, Lola? No te escuché bien- Su aliento tan característico, con mezcla de menta y porro, golpeó en mi cara, dejándome desconcertada.

-Que tenes una vida de alcohólico- Repetí sin sentir culpa por mis palabras, aunque siendo consciente de lo feo que estoy diciendo.

Él me miró y en su mirada, pude ver un poco de tristeza, pero no es la misma que hace un año y medio, no tiene su brillo. No era mi Valen, eso seguro.

-No tengo una vida de alcohólico, y si la tendría, sería para olvidarte- Dijo, sorprendiéndome y dejándome colorada. -Pero no la tengo, porque no la necesité- Finalizó.

Alejándose y saliendo por la puerta, dejándome con ganas de más, y a los chicos, igual que a mi, desconcertados sin saber que decir, ni que hacer.

-Me voy, nos vimos- Dijo Mauro Monzón saliendo por la misma puerta por donde salió Valentín segundos atrás.

Poco a poco todos se fueron, menos Paulo, quien me abrazó y besó mi cabeza.

Valentín me había olvidado, y lo que más me dolió fue que, él no necesitó nada de alcohol para olvidarme y olvidar los momentos que vivimos. Y en cambio, yo necesité más que eso para olvidarlo.

Las drogas y las birras en exceso fueron mi salvación, aunque no lograron del todo su objetivo, porque todavía seguía recordando sus labios y su mirada cada vez que me iba a dormir.

¿Por qué seguís apareciendo en mis noches de insomnio, Valentín?


Storm ; WosWhere stories live. Discover now