S I E T E

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Wos;

-¿Qué?- Pregunté sin dar crédito si quiera a la persona que tenía enfrente de mis ojos.

Tantos meses esperando volver a verla, tantos días hundiéndome en la culpa y más de un año para olvidarla, pero al final del día tenerla acá otra vez.

Suspiré de forma pesada, verla no causó lo que sentía antes y eso alivió un poco mi ser, aunque siendo sinceros creo que estoy mintiendo.

-¿Qué haces vos acá, Oliva?- Preguntó mi ex.

Negué con la cabeza antes de correr su cuerpo, el cual suelta una chispa cuando mis manos tocan su piel, corrí con delicadeza su cuerpo hacia un lado y me adentré en la casa.

No contesté su pregunta, ni tampoco volví a intercambiar palabras con ella. No quería volver a sufrir su ausencia, porque va a terminar dejándome solo al final.

Saludé a todos mis amigos, sin dejar a ninguno sin él característico saludo de Valentín Oliva. Y respecto al día, todo pasó muy rápido y con Lola no intercambiamos ni una sola mirada y que bueno, porque yo no quiero volver a mirarla.

-Tanto superé para nada- Murmuré cuando me acosté en el sillón que Paulo asignó para mi.

Cabe aclarar que Lola y yo estábamos muy alejados, y para evitar bardos Paulo nos "advirtió" a los dos que no hagamos lío si no él se encargaría de rompernos la cara a los dos. Fue algo parecido a:

"Dejen de hacerse los duros, se quieren y este es el momento de aclarar todo, y si no lo quieren hacer eso ya es su problema, pero a mi casa no vienen a hacer bardo, ¿entienden? Si no por más que me duela los cago a trompadas a los dos"

Me sorprendió que el cordobés sea así, cambió bastante su actitud de angelito del grupo, pero ahora es más real, más copado.

En cambio, con Lola no le dimos ni cabida. Ninguno de los dos nos queremos ver, así que es al pedo que advertirnos, sé que ninguno de los dos quiere volver a tocarse, para no volver a sufrir lo que sufrimos.

Paulo lo sabe y sé que todos los demás también.

Ahora soy el wosito, una nueva y mejorada versión de él, no necesito a más Lolas, o a ella.

Sin embargo, parece ser que tengo un poder, y el mismo es llamarla con el pensamiento, ya que apenas pensé en ella, o en su simple nombre, Lola apareció con su característica voz.

-¿Paulo? ¿'tas acá? Necesito hablar con vos- Preguntó Lola susurrando.

-Paulo no, pero yo si. Y por si no sabías son- Me fijé la hora en mi celular y terminé mi discurso. -Las dos y cuarto de la mañana, y las personas duermen.

-P-perdón, pensé que eras el cordobés- Tartamudeó.

El cordobés

Me molesta la cierta confianza que ahora se tienen entre sí, la amistad que ahora comparten y no se exactamente el que.

Yo a ella la había superado, tenía una linda relación y no necesitaba más de ella.

O eso creí.

-Me harías un favor grande si te vas y me dejas dormir- Gruñí y ella abrió los ojos tan grande como pudo.

-¿Perdón? Bastante te aguante ya para que vengas a hablarme como el orto. Yo llegué antes que vos a esta casa, y te recuerdo yo no caí de imprevisto como vos, a mi me invitaron, ¿a vos?- Finaliza subiendo las escaleras.

Dolió. Y no se si dolió más lo que digo o la manera dura que tuvo de decirme las cosas.

Suspiré y me metí entre las sábanas intentando dormir más, pero el sillón era incómodo y el tono duro de Lola no se salía de mi cabeza.

¿Qué mierda le pasa a esa mina?

La odio y puedo jurarlo.

Pero no se si me odio más a mi por la manera en que la trate, no lo sé.

Storm ; WosWhere stories live. Discover now