V E I N T I O C H O

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Lola; 

-Bueno wachos, yo me voy que tengo que comer- Avisé riéndome de las giladas que estaban soltando. -Dejen de tomar que se les van a morir las últimas neuronas que tienen.

Escuché sus risas y yo también lo hice. Mientras que ponía el celular en voz alta para escuchar la despedida de todos mientras que me ponía la remera, pero en vez de escuchar una buena despedida, escuché otra cosa muy propia de ellos. 

-Anda a cagar, gila- Puse los ojos en blanco cuando Neo dijo ese leve insulto. -Cuando vuelvas a baires te vas a encontrar con una banda mafiosa que te va a cagar a tiros- Finalizó con su característico tono de voz y manera de hablar. 

Me reí sarcásticamente, causando que los chicos se preguntaran entre ellos de forma "indignada" el porque me reía. 

-¿Vos estás dentro de esa mafia?- Hice comillas con mis dedos a pesar de que no me vieran. -Porque te explico; Vos no matas ni a una mosca, Sebas

Él hizo un sonido de indignación y yo no le di tiempo para que responda, ya que corté la llamada al segundo, riéndome de lo que acababa de hacer. Soy una boluda. 

Me acomodé mejor el pelo mientras veía el espejo. Cuando me sentí cómoda con mi aspecto, me dirigí a la puerta para irme pero el sonido de mi celular me interrumpió. 

neo pistola: 

 »me lastimaste, ya vas a pedir algo despues, vas a ver -9:10 a.m. 

Sonreí negando con la cabeza. Que buenos amigos que tengo, no me arrepiento de nada que tenga que ver con ellos, sólo quitando el hecho de la apuesta pero ya lo superé por su parte. Ellos eran unos giles que la mitad del tiempo se pasaban drogados o en pedo, era medio entendible, y por su parte todos intentaron parar a Valentín cuando se encontraban sobrios, pero no podían. 

Abrí la puerta y al hacerlo, un rostro feliz y con los ojos brillosos apareció ante mi. Paulo sonría como un loco y me daba ternura verlo así. 

-¿Qué pasó?- Pregunté medio sorprendida pero contagiándome de su sonrisa. 

-¿Te hago feliz?- Respondió con otra pregunta. 

Yo asentí y él me abrazó de la cintura, elevándome del piso y comenzó a dar vueltas por todo el pasillo. Haciéndome reír mientras que él dejaba besos en mis labios. 

¿Tan lindo iba a ser?

-Vos también me haces feliz, no tenes una idea- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja. 

Seguí riéndome feliz, mientras que él iba frenando su intensidad y repetía unos cuantos te quiero, aún besándome. 

-No puedo ser más feliz con vos- Le dije agarrándolo de la nuca besando sus labios sin darle tiempo a decir nada más. 

Me acorraló contra la pared del pasillo y comenzamos a caminar sin tener idea de hacia donde íbamos, hasta que chocamos con el sillón de la sala. Seguimos besándonos hasta que terminé abajo de él, con sus labios en mi cuello. 

-¿Continuamos en lo que quedamos hace un rato?- Preguntó con la respiración agitada. 

-Eso ni se pregunta- Al escuchar mi respuesta, no duda en besarme otra vez. 

La ropa que nos habíamos puesto para salir de la habitación, volvió a ser sacada de nuestro cuerpo, mientras que nuestras pieles se encargan de juntarse otra vez, como la noche anterior. 

Pasé mis manos por toda su espalda, clavando mis uñas a lo largo de la misma mientras que él besa todo mi cuerpo. 

-Te quiero- Solté sin pensarlo. 

-Yo muchísimo más- Dijo regalándome una sonrisa mientras se ponía el forro bajo mi mirada. 

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Repasé todo su torso con mis dedos, y los suyos acariciaban mi pelo con delicadeza. Levanté la cabeza y los dos nos besamos. Su pelo rubio todavía seguía revuelto por lo que habíamos hecho minutos atrás. 

Sus ojos celestes me miraban con intensidad, mientras que los míos tenían la misma intensidad bajo su mirada. Era como una batalla de sentimientos en el cual ganaba el que más cariño demostrase. 

Sonreí al verme en esa situación, con el rubio acariciándome en el sillón y yo abrazándome a su cuello, intentando estar lo más cerca posible. 

Si fueran meses atrás y una persona me dijera que estaría así -con quien era ese momento mi mejor amigo- me cagaría de risa en su cara y no pararía de repetir que está delirando. Pero por muy loco que sonase, ahora estaba así y lo mejor de todo es que no hay arrepentimiento, porque estoy siendo feliz en este momento. 

El rubio con su acento, su mirada tan linda y su manera de ser me había atraído. Él siempre estuvo. Lloré y él me contuvo, deliré sola y él estuvo ahí. Sonreí y Paulo estuvo apoyándome mientras él también sonreía. ¿Se entiende?

Sentía como cada vez que me miraba o simplemente sonreía dirigiéndose hacia a mi con esa sonrisa tan linda, las características y tan cliché mariposas recorrían cada espacio de mi cuerpo, sin dejar ni una sola parte sin ese tacto tan suyo, tan propios de las "mariposas". Ese tacto que te hacia estremecer y te provocaba una sensación inexplicable, pero por más contradictorio que pueda sonar, es lindo sentirlo. 

Pestañeé y Paulo acarició mi frente con sus dedos, haciéndome fruncir el ceño y reírme. Él se quejó soltando un gruñido gracioso, que me hizo sonreír divertida. 

-Deja de fruncir el ceño, 'tas hace banda frunciendo el ceño loca- Dijo con un tono divertido. 

-Bueno eh, perdón Londra, ¿me perdonas?- Dije sonando como el gato del meme. 

Él soltó una risa echando su cabeza hacia atrás, yo achiné mis ojos con ternura y al volver a verme, unos de sus tantos pelos había caído sobre su frente y lo corrí con mis manos. 

-Sos tan lindo- Hablé sin darme cuenta de haberlo dicho. 

Él me miró y me besó por un rato, haciendo que mis manos cayeran en su nuca y acariciara esa zona. 

-Vos sos más linda todavía- Me dio un pico final mientras se acomodaba en el hueco de mi cuello y hacia caricias en mi cintura.  

Comenzaba a sentir algo por él más allá de la amistad y no voy a decir que no me daba miedo, porque me daba miedo. 



Storm ; WosWhere stories live. Discover now