C A T O R C E

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Lola; 

Caminé hasta la casa de mis padres y ninguno de los dos estaba, al mandarles un mensaje por Whatsapp, mi madre me respondió que estaban en la casa de la tía. Tragué en seco al encontrarme ya parada en la puerta principal de Dam, mi primo al cual no veía hace meses. 

Nuestra relación ahora estaba más que perdida, ninguno de los dos nos hablábamos desde ya un año y medio, justo cuando terminé con Wos. Él mismo día fui hasta su casa a buscar contención pero sorpresa; el también estaba involucrado en todo esto. 

/Flashback/

Las lágrimas caían de mis ojos sin que yo pudiera controlarlas, era irritante tanto llorar sabiendo lo mal que me hizo pasar ese pibe. Era horrible llorar por él. 

Pero no podía negar que hace cinco minutos había visto su cara por última vez y lo extrañaba, sentía un vacío tremendo y no quería volver a sentirme de esta manera. 

Negué repetidas veces y toda la gente que pasaba a mi lado me miraba como si estuviera loca, y si, lo estoy. Pero, ¿quién no lloraría cuando le rompieron el corazón? Acaban de decirme que fui parte de una apuesta, y lo peor es que no parece ni mínimo arrepentido, eso dolía. Y dolía bastante. 

Repetí el camino que mil veces hice hacia la casa de Damián. Tantas tardes juntos, desde que los dos éramos unas bolas y eran irrepetibles esas tardes. Me perdí en todos los recuerdos, y al final, llegó el de él; Valentín va a ser difícil de olvidar, me repetí mil veces en la cabeza mientras caminaba despacio, sin apuro. 

Y cuanta razón tenía. 

Cuando levanté mi cabeza me encontré con la puerta principal de mi primo, inhalé profundamente y toqué tres veces la puerta, esperé hasta que abriera, cosa que tardó un buen tiempo. 

-¿Quién?- Dijo una voz aproximándose. 

-Yo, dami, abrime- Hablé entrecortadamente. 

El aire me faltaba, las lágrimas eran cada vez más fuertes y los sollozos se apodaron de mi al prender el teléfono y ver el fondo, Valentín y yo abrazados, sonriendo como si nunca nos fuéramos a separar.

La puerta se abrió dejándome ver a mi primo despeinado y una piba atrás, le pedí perdón con la mirada, él me sonrió de forma leve y abrió sus brazos para darme acceso a ellos. Lo abracé fuertemente y al ver hacia detrás de él, la mina estaba parada sin entender que estaba pasando. 

-Yu, después hablamos, ¿si? Tengo que resolver algo ahora- Dijo la voz gruesa de mi primo. 

-Sí bebé, nos vemos- Se despidió y por último escuché la puerta cerrarse. 

 Lloré en su hombro y él me acarició la espalda, intentando que me calmara pero eso hacía que llorara aún más. Odiaba ser tan frágil pero ahora mismo mi corazón estaba destrozado, en pedacitos, y llorar era imposible. Cada vez que cerraba los ojos, la mirada azul de Oliva llegaba a mi mente y los sollozos empeoraban. 

-Eu, ya lo vas a superar- Dijo. 

Me separé y lo miré elevando una ceja, limpiando con mis manos las lágrimas que recorrían mis cachetes. 

Él se palmeó la frente en gesto de frustración, puteó por lo bajo y yo entendí todo en ese momento. 

Él siempre supo. 

-¿Vos sabías, Damián?- Le pregunté, miró al piso y sabía que ese gesto lo hacía cuando estaba mintiendo.

-N-no, ¿de qué hablas?- Preguntó nervioso. 

Yo me di una vuelta frustrada y mi mano golpeó contra la puerta de la entrada, solté un sollozo y sentí que nada podría ir peor. 

Un novio que me engañó, apostó con ganarse algo de los mal valioso para mi. Mis amigos apostaron junto a él, y ninguno fue capaz de pensar en mi, una sola vez. Y ahora, al que consideraba mi hermano, alguien que me mantenía orgullosa día y noche, estaba fallándome, también. 

Ya no sabía quien era el real, ya no sabía si me querían o me querían sólo para hacerme daño.

-Aprendimos a mentir juntos, Damián. No me quieras mentir en la cara, porque no vas a poder- Acoté con un hilo de voz. -No te la puedo creer, Damián. Eras mi héroe, eras la versión más cercana a un hermano que tenía. Cada cosa que hacías, ahí estaba apoyándote y viceversa. Sólo decime el porque, ¿por qué mierda apostaste esa mierda, eh? ¿Tanto querían verme sufrir?

Él me miró y estaba con los ojos aguados. Yo negué incrédula y lo empujé, él se agarró el pelo, mientras lo miraba y le pegó una piña a un almohadón. 

-¡No quería! No se en que mierda estaba pensando, Lo. Estaba drogado, acepté porque ni siquiera estaba escuchando que decían. Cuando quise que todo acabara era demasiado tarde, ya nadie sabía como parar toda la verga que estaba pasando, y nunca tuve el valor para decirte, ¿sabes? me duele pensar que voy a perder a mi hermanita, a vos- Dijo con la voz quebrada. 

Lloré ante su confesión y lloré por toda la mierda que se me venía encima. Lloré porque siempre me pasaba lo mismo, estaba metida en esa tormenta que no va a parar nunca, porque estoy en el medio de ella y no voy a poder salir. 

Caminé hasta la puerta y antes de abrirla solté con frialdad: 

-Te odio- Pausé. -A vos y a los pelotuditos de tus amigos, deciles que no los quiero volver a ver. -Lo miré y estaba en el suelo, con sus manos tapando su cara. -Y a vos mucho menos

Abrí la puerta y abandoné la casa en la que me crié, en donde aprendí a caminar y en donde pasé las mejores tardes de mi infancia. 

/Fin del Flashback/

Me crié toda mi vida junto a Dam, él me enseñaba todo lo que aprendía y yo lo escuchaba sin quejarme. Era mi hermano mayor, y yo era su hermanita. 

Éramos como uña y carne, no nos separábamos nunca. En las reuniones familiares nunca faltaban los cientos de comentarios diciendo: "Me encanta que estén siempre juntos, parecen hermanos" y de esos comentarios sólo quedaron los: "Que raro que no se hablen"

Suspiré con cansancio y golpeé la puerta tres veces. La puerta se abrió y logré ver los ojos marrones de mi primo, él me miró con sorpresa y luego me dejó pasar hasta la cocina, donde estaban mis padres junto a los suyos. 

-Hola- Saludé con una sonrisa. 

Recibí el mismo saludo, menos por la parte de Dam. 

-Lo, ¿podemos hablar?- Preguntó y yo asentí. 

Caminamos hasta su habitación, estaba cambiada a la última vez que entré. Ahora estaba pintada de blanco, fotos con Luchito en las paredes además de otros pibes, tenía fotos del quinto y demás. 

Miré con nostalgia la foto que tenía de nosotros dos, con aproximadamente seis años. Él vio la misma foto y expresó:

-Tremendos facheros éramos, ¿no?- Reí por lo bajo y asentí.

Me senté en la cama y esperé a que hablara. Tardó en soltar alguna palabra, pero al fin y al cabo, luego de unos segundos habló. 

-¿Sabes? Estuve hablando con Wos, y saltó tu tema, como siempre que intercambiamos alguna que otra palabra, y te extrañé. Me hablaba de como estabas en Córdoba y en lo grande que parecías, es decir, cambiaste muchísimo. Ahora sos más linda y con mucha madurez. -Tomó una pausa y agregó. -Y me sentí orgulloso; estás siendo la hermana que siempre quise que fueras, ahora sos más fuerte que nunca y, todo esto me llevo a pensar que te extraño, Lola. 

Soltó nervioso y me tomó por sorpresa, lo abracé fuertemente y él no tardó en corresponderme. Extrañaba a Dam y sus pelotudeces, sabía que algún día iba a disculparse y sólo era cuestión de tiempo. 

-Te perdono, Dam- Dije. -Dudo que podamos volver a ser los hermanitos que éramos, pero tiempo al tiempo dicen. Y si, crecí bastante en todos estos meses, tuve problemas y la mayoría los sabes- Acoté mirándolo, él asintió. -Eso me hizo crecer y comprendí muchas cosas. Te extrañé pero la confianza con todo lo que pasó se fue, y dudo que vuélvamos a ser los mismos de antes, pero quien sabe- Finalicé. 

Asintió con una sonrisa y me abrazó. 


Storm ; WosWhere stories live. Discover now