V E I N T I S I E T E

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Lola; 

Miré dormir a Paulo, acaricié su cachete sin darme cuenta. Las yemas de mis dedos recorrían cada parte de su cara, mientras que en mi mente repasaba cada noche que pasábamos juntos desde que tuvimos nuestro "primer encuentro". 

Lo quiero, si, pero me da miedo de que el deseo de tenerlo entre mis piernas y el cariño de amigos se confundan y las cosas cambien para mal. Lo quería lo suficiente como para dejar todo esto de lado, y sólo mantener la hermosa amistad que teníamos desde siempre.

Aunque sonará raro; Tampoco lo quería como un amigo. Era completa confusión si se trataba de él, porque no tenía en claro como lo quería, pero si necesitaba que él estuviese así todas las noches, y cuando me despierte lo vea durmiendo. Me transmite una paz que muy pocas veces alguien haya logrado antes. 

Valentín lo logró, pero la cagó. Y sé que Paulo no podrá cagarla, porque es un amor y es todo lo que una chica quiera. El problema acá soy yo. 

Desde que Valentín me dejó sola, destrozada y prácticamente abandonada, no volví a querer a nadie más, ni siquiera creo que siga teniendo la habilidad para hacerlo. En mis 19 años de edad había querido a sólo dos personas; El primero fue Jhonatan cuando tenía 14 años, me boludeó pero lo superé. Valentín fue quien más quise, me entregué a él y sufrí. 

No lo superé aún, pero se estaba yendo de a poco su recuerdo. Cuando no nos hablábamos y muy poco sabía de él, en ese momento si pensaba que lo había superado, es más, garchaba con pibes pero nunca había ese sentimiento de amor. En cambio, con Paulo si lo había, se sentía diferente, igual que como cuando lo hacía con Valentín, con la diferencia de que el cordobés no tiene una apuesta de por medio. 

-¿En que piensa la rubia?- Preguntó una voz ronca que logró despertarme de mis pensamientos. 

Pestañeé y observé mejor a Paulo, quien había despertado y sus ojos azules me veían esperando una respuesta. Cabe aclarar que recién despierto y con los ojitos achinados debido a su sonrisa, era la mejor imagen que una persona podía tener en su vida. 

-En nada- Le respondí con una sonrisa. -¿Cómo dormiste?- Cuestioné acariciando sus cachetes otra vez, pero esta vez pasando mis dedos por lo largo de su nariz. 

Me dio un leve pico que me dejó colorada, más que Lit cuando rapeaba en el quinto y hacía su característico doble tempo. 

-Con vos es imposible dormir mal- Me abrazó fuerte de la cintura, escondiendo su cabeza en el hueco de mi cuello, donde también dejó besitos. 

Sonreí acomodando mi cabeza sobre la suya y envolviéndolo en mis brazos con toda la fuerza que pude, intentando transmitirle la misma paz que él me transmite a mi. 

El olor suave de su pelo inunda mis fosas nasales y tengo que respirar hondo para que mi corazón no siga explotando de tanto amor. 

Suspiré y reí cuando sus manos comenzaron a hacerme cosquillas en mi cintura, me revolví entre sus brazos, causando su risa junto a la mía. 

-¡Ta Paulo!- Grité entre risas. 

Él no me hizo caso, en cambio, siguió con sus cosquillas hasta que sin querer mi pierna termino en su parte más sensible. 

-Perdón perdón- Le dije mientras lo veía tapándome la boca y él se retorcía del dolor. 

Paulo me miró con una cara de orto tremenda, lo agarré del mentón e hice que me mirara, aún teniendo esa mueca de dolor en su cara. Sonreí tímida y él seguía con una increíble cara de dolor. 

Hasta con esa cara es hermoso

-¿Me perdonas?- Cuestioné dándole pequeños besos alrededor de toda su cara. 

Storm ; WosWhere stories live. Discover now