V E I N T I N U E V E

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Wos; 

Con Maite, quien es la chica con la que estuve en la fiesta pasada, y quien me había invitado, también dueña de la casa, ahora nos hablamos como amigos pero la química es obvia entre nosotros. 

Ella venía a veces a casa, no llevábamos mucho hablando, quizás una semana o tal vez dos, pero no era lo suficiente como para sentir un nivel de confianza alto. Aunque si dejaba que ella viniera a mi depto, porque por más que lo negara; Me sentía solo acá. 

Todavía no podía experimentar lo que viví con Lola, aunque eso no lo voy a poder experimentar nunca, ni ahora ni en diez años. 

-Ay, Lola- Suspiré viviendo en los recuerdos de cuando la tenía conmigo. 

No es secreto que me arrepiento más que nunca, fui un pelotudo inmaduro que por guita hacía cualquier gilada pero bueno, lo fui y no lo puedo cambiar. Ahora lo que queda es arrepentirse, llorar y sufrir hasta que ella vuelva, pero si no lo hace creo que mi parte egoísta va a querer que se arrepienta también, pero mi mayor parte la entiende y le desea lo mejor. 

-¿Por qué la guita me hizo ser tan gil con vos, mi amor?- Pregunté de forma retórica, no tenía que responder, porque la respuesta era más que obvia. 

Negué con la cabeza sintiendo que las lágrimas estaban a punto de caer, cerré los ojos y casi al instante todas las lágrimas acumuladas escaparon de mis ojos celestes. 

El dolor que sentía en el pecho era casi soportable, me sentía como si todo esto estuviera a punto de hundirme, y además, todo impulso me llevaba siempre a lo mismo; Inhalar dos rayas de mi querida cocaína. 

Esto me lo merecía por ser un tremendo pelotudo con ella. Me bancó y yo sólo le arrebaté algo que no puede volver a tener. Seguramente eso sería para alguien que la quisiera de verdad, yo lo hago, pero no lo hago bien. 

Soy un tremendo hijo de puta, no voy a negarlo pero esto es así, ¿qué puedo hacer? 

Me habían criado de esa forma, crecí en ese ambiente que en mi juventud me salvaron los únicos amigos que tenía. Mi hermano era el pilar de mi vida, y no miento, pero cuando desapareció todo volvió a decaer. Nuevamente mis amigos estaban ahí. 

Después la guita se iba haciendo cada vez más importante en mi vida, los precios subían, mi madre ausente y mi padre no podía con todas las cuentas. Capaz que por eso jugué con Lola, porque necesitaba sacar a mi familia de esa crisis económica pero si, una vez tenía la plata (que no era mucho pero servía), me sentía bien pero no del todo, porque mi corazón pesaba más de lo normal, tenía una carga en el pecho que no era linda. 

Y así acabé, con la guita que se suponía que era para mis viejos, gastadas en cigarrillos y alcohol.

 -Soy un reverendo hijo de puta- Intenté auto-joderme con mis palabras, pero no era mis palabras las que dolían, sino recordar el dolor en los ojos celestes de Lola. 

¿Por qué todo fue tan complicado? ¿Por qué nadie me hizo convencer de que eso que hacía estaba mal? Jugar con Lola estaba mal, sentir que ella me iba a perdonar estaba mal. Pensar que ella siempre me iba a querer estaba mal. 

Ahora es feliz con Paulo, sigo con la esperanza en mi corazón de que va a volver, pero es imposible que lo haga. Ver sus historias sonriendo mientras camina de la mano de Paulo en las calles de los tan queridos Estados Unidos, me confirma cada vez más de que ella no va a volver. 

Ella ya no me quiere y tengo que aceptarlo, de alguna manera seguir con mi vida tan jodida. Capaz ahogarme en alcohol serviría como escapatoria, ya que no hay nada más que me haga sentir en las nubes por momentos, además de la cocaína y marihuana. 

Ella va a volver a Buenos Aires, si, pero no va a volver a mi vida. Se acabó, Valentín, me dije a mi mismo mientras mis manos se dirigen a mi cabeza, agarrando mechones de mi pelo y tirándolo hacia adelante, provocándome un dolor incomparable con el que siento en el corazón. 

¿Esto sentiste, amor? ¿Cuándo te traicioné?

Ahora la entendía y cuando me odiaba a mi mismo por hacerlo. Cada vez las palabras que no pude decir, los miles de "te quiero" que evité pensando en que ella sólo lo hacía por querer algo de mi parte, pero no, lo hacía de verdad. 

Como cuesta, que jodida realidad en la que vivimos. Cada vez las personas somos más complicadas de entender, vamos de un lado para el otro sin saber que hacer. Un día la quería, al otro la amaba y al siguiente la estaba desvirgando para ganar un par de pesos, ¿qué tan poco ser humano sos, Valentín?

Ningún sentimiento se compara al que sentí con ella. Sobretodo después de intentarlo con su ex-mejor amiga, algo más que comprueba mi poca falta de humanidad y mi gran potencial para ser una basura. 

¿Su mejor amiga, Valentín? ¿Catalina? 

Que estabas pensando, desgraciado. 

Lloré un poco más en la esquina de mi cuarto hasta hartarme de mi mismo. Me paré sintiendo el dolor de mis piernas al tenerlas tanto tiempo flexionadas y caminé hacia el comedor, donde estaba el sillón que me recuerda al que anteriormente tenía en mi casa, en donde pasamos tantos momentos lindos con Lola. Películas, cogidas, besos, confesiones, todo. Pasamos cada una con ella que no podría describir lo que sentía en ese momento. 

Que jodido que me venga a enterar ahora todo lo que sentía por vos, Lolita. 

Te amo y te lo digo en mi mente, porque tengo la débil esperanza de que tengas el poder de leer mentes humanas a pesar de estar lejos; Quiero que sepas que te amo y te extraño con cada fibra de mi ser. Perdóname por ser un egoísta que sólo pensó en la plata. 

Perdóname por ser lo que una vez me prometí destruir


Storm ; WosWhere stories live. Discover now