Capítulo 7

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La noche llega más pronto de lo que me hubiera gustado. Siendo franca, odio esta cena y lo que Marlene cree que obtendrá de ella. Sin embargo, debo dejarle las cosas bien claras, pues deseo que no sienta poder sobre mí. Sus palabras no van a chantajearme, ya estoy dentro de la empresa oficialmente y confío en no ser despedida. Además, puedo ser muy clara en cuanto advertencias se refiere.

Termino de colocar mi camisa dentro de los pantalones de vestir. Parece que voy de regreso a la oficina, pero es justo lo que quiero, no quiero parecer informal y relajada ante esa mujer. Tomaría demasiada confianza si lo hago.

Deslizo mis pies dentro de mis tacones y recojo mi pelo en una coleta desordenada.

Siento la pesada mirada de Dasha quemando mi espalda y dejo salir un bufido.

—¿Vas a seguir mirándome o dirás algo? —Comienzo a meter las cosas en mi bolso, incluida mi arma.

Me pongo algo de perfume y me giro a ver a la adolescente que está cruzada de brazos en el marco de mi puerta con un adorable ceño fruncido.

—¿De verdad irás con esa mujer? ¡Es obvio lo que quiere y tú vas y te arrojas a sus garras!

Levanto las cejas ante su arrebato de furia y me acerco a su persona con pasos fuertes. Estrecho mis ojos y la estudio.

—Pareces celosa —comento en broma y todo su rostro se vuelve carmesí. Sus orbes me evitan y mi cuerpo se tensa. No es cierto—. Voy a ignorar esa reacción y te diré que debo hacerlo, hay cosas que aclarar entre ella y yo.

—Siempre haces lo que te plazca. Ni siquiera sé por qué me molesto en tratar de convencerte de lo contrario. —Se encoge de hombros.



No hago lo que me plazca, hago lo correcto. Y no es tu trabajo ser mi voz de consciencia.

—Adiós —es lo único que responde.

Tras darle una última ojeada, paso por su lado en dirección a la salida.

Ella ha estado muy extraña los últimos días. Necesito hablarle, mas no es el momento. Ahora hay cosas más importantes que tratar, que un posible enamoramiento incorrecto.

No entiendo si se siente responsable de cuidarme, pero siempre intenta dañar mis intentos de lograr algo. Y la verdad es que su actitud ya me molesta y eso no es buena señal. Dasha tendrá que atenerse a aceptar lo que hago, al fin y al cabo, soy su jefa y ella es una de mis soldados.

Me subo al auto luego de que Sergéy activara su rastreador y el de mi teléfono por cualquier eventualidad que se salga de mis manos. Es una medida de seguridad que hemos implementado luego de la estupidez de Dominic. Él no dice nada. A diferencia de Dasha, sabe que mis métodos de hacer las cosas son lo mejor y no debe interferir en mis decisiones.

Al cabo de casi una hora, llego a la dirección que me dio Marlene Schmidt; es un complejo de apartamentos muy lujosos. Tengo que esperar unos minutos a que ella confirme conocerme y le dé la orden al portero de dejarme pasar. Exhalo un suspiro cuando voy subiendo el ascensor hasta el piso número quince. Observo mi reflejo en las paredes de espejo de la caja metálica y me noto agotada, resignada y enojada.

La Rusa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora