XV

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Jimin despertó con una extraña sensación en su pecho, no un dolor físico, sino uno sentimental. Le había dolido decir aquellas palabras al mayor, no sólo por la reacción precipitada, sino porque decir que no necesitaba de su novio era una mentira que ni él mismo se creía.

Se levantó de la cama y, como siempre, tomó del ropero de Yoongi una sudadera. No la usaba por el frío, tenía cosas más calentitas, sino por el aroma que tenía la prenda. Era una manera de estar cerca de su Hyung sin tener que verlo. Aunque él sabía que verlo era lo que quería.

Se miró al espejo y, como siempre, aquella sudadera le quedaba grande, llegando a las rodillas casi. Sonrió de lado, no podía evitarlo.

Preparó su desayuno, que consistía sólo en un plato de cereal con leche, y después encendió el televisor para ver una película. Entonces, cuando la escena de suspenso comenzó, el timbre sonó por toda la casa haciendo que Jimin gritara e lanzara el plato por el aire hasta caer en el suelo, derramando su contenido.

El corazón del menor latía rápidamente.

Se levantó y se asomó por la mirilla colocándose de puntitas para observar a alguien de espaldas, observando todo el vecindario. Abrió la puerta y aclaró su garganta atrayendo la atención del hombre.

—Hola —apenas reconoció al de cabello rubio, se lanzó contra él.

—¡Namjoon Hyung~! —sonrió como niño pequeño, enredado sus bracitos alrededor del torso del más alto.

—¿Cómo estás? —el mayor desordenó el cabello del rubio con cariño.

—Bien... Creo —murmuró separándose de él —. ¿Qué haces aquí?

—Vine por Jin.

—Pero él no está aquí.

—Lo sé. Pero tú sí.

—Eso creo... —asintió con una sonrisa traviesa —si te digo donde esta Jin Hyung ¿Qué me darás a cambio?

—Veamos... Tengo dos entradas para mi concierto de este fin de semana... —levantó los tickets frente a Jimin, pero decidió no tomarlos.

—No me convences.

—De acuerdo, que dices si me llevas con Jin y después, cuando pienses qué es lo que quieres, me dices y lo cumpliré.

—¿Promesa? —elevó su mano derecha a la altura de la barbilla del mayor y levantó de dedito meñique. NamJoon sonrió, Jimin alegraría hasta el día más amargo del hombre más amargado del mundo.

Levantó su mano y enredó su dedo meñique con el del menor.

—Promesa.

—Bien... Voy por mis llaves y te llevo.

—¡Las encontré! —Jimin llegó con las llaves sonriendo y después levantó una ceja al ver a Namjoon con varias cajas envueltas en el papel decorado que tanto le gustaba —¿Qué es eso?

—Estaban afuera. Alguien podría llevárselos.

—C-Claro... Dámelas —tomó las cajas y las colocó en la mesa, después observó una carta con su nombre en cursiva que claramente era obra de Yoongi. Suspiró.

—¿Vamos?

—Sí, vamos.

Salieron de la casa y se dirigieron a donde Jin.

—Hyung... ¿Cómo supiste donde vivía? —preguntó el menor, pues recordó que nunca le había dado su dirección a nadie más que a Jin.

—Me lo dijo Yoongi.

—¿C-Conoces a-a Yoongi?

—Pensé que ya lo sabías, trabajó conmigo para hacer canciones. ¿No lo mencioné?

—Creo que no.

—Bueno. El tema es que somos amigos, y me va a ayudar a reconquistar a Jin.

—También puedo ayudarte, Hyung.

—Gracias, Jimin —el mayor le regaló una sonrisa que dejó al descubierto sus hoyuelos, y después llegaron al edificio.

—Piso cuatro, puerta dos veintidós.

—No sabes como te lo agradezco, Jimin.

—No hay de que... Por cierto, en caso de que Jin Hyung te rechace y te saque a patadas, ve a mi casa, tengo un cuarto extra.

—Gracias otra vez.

—Suerte.

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DannyBL

Besos de Chocolate [YOONMIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora