XXIII

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—¿Qué se supone que debo hacer, Tae? —Jimin limpió sus ojos con sus manos, alejando el rastro húmedo de sus lágrimas de sus mejillas ahora rojas, sintiendo el sabor salado en sus labios y sonando su nariz para deshacerse de los fluidos.

—Jimin, tranquilo —el castaño acarició el cabello del rubio y le regaló una sonrisa, pero Jimin negó.

—No puedo, joder —siseó el rubio —. Yoongi está tan metido en mi corazón que siento como mi cuerpo ya no soporta ni un día más sin su presencia.

—Es normal. Jimin, lo amas, es un amor en verdad fuerte. Creo que sé lo que es sentirse roto y no poder recuperarte.

—Lo odio —farfulló el rubio —. Lo odio porque no puedo dejar de amarlo —el dolor se colaba en cada palabra, ni siquiera estaba seguro si lo que sentía era molestia o furia, lo único que tenía claro en ese momento era que quería a Yoongi, y que justo eso era lo que le dolía.

Taehyung no sabía que decir, sentía que sus palabras no eran lo suficientemente alentadoras o lindas para aliviar un corazón roto, y justo cuando hiba a decir algo, el timbre anunció una visita.

—Yo abro —anunció Tae levantándose del sofá y dirigiéndose a la puerta. Al abrir, levantó una ceja y suspiró —. ¿Qué tal, Yoongi? —fue la pregunta que lanzó primeramente el castaño hacia el chico de cabello azul que sostenía el cartel en una mano y en la otra una bolsa de tono plata. Yoongi abrió la boca levemente con asombro y después frunció el ceño.

—Yo... He... Ho-Hola... Vine a... Bueno... ¿Está Jimin?

—Para ti no.

—Imagino que te dijo lo que hice.

—Exacto ¿en qué estabas pensando, Yoon?

—Ya le expliqué a Jimin; no era mi intención besar a Jay, simplemente fue un accidente.

—Accidente que pudiste haber evitado.

—Escucha, Tae, quiero recuperar a Jimin, sin embargo todas las personas me han estado poniendo más trabas que el mismo Jimin.

—Lo mereces. Jimin te amaba...

—Me ama, y yo lo amo.

—Mejor vete, Yoon.

—No lo haré, no hasta ver a Jimin o hasta que él mismo me diga que me vaya.

—No habrá problema —Tae me dio una sonrisa falsa antes de girarse y gritar —: ¡Jimminie, ven por favor! —el rubio no tardó en aparecer al lado del chico de cabello castaño.

—¿Qué? —preguntó limpiando su nariz. Yoongi llevó sus ojos al pequeño, notando su nariz y mejillas rojas, además de los rastros de lágrimas en sus ojos. Jimin elevó sus ojos hasta topar con los Yoongi y sintió un brinco en su pecho, una sensación de felicidad y nervios al verlo ahí, con una sonrisa casi inmutable y sus ojos interesados en él.

—Explícale que no quieres verlo, Jiminnie, porque no se irá entonces —dijo Tae, cruzando los brazos.

—E-En realidad me gustaría hablar con él, Tae —Jimin había utilizado un tono bajo, casi avergonzado, mientras bajaba la mirada y escondía sus manos con las mangas de su pijama. Taehyung frunció el ceño y después asintió.

—Bien. Los dejaré a solas —después de darle una mirada de advertencia a Yoongi, Taehyung entró a casa.

—Bueno... ¿Qué sucede? —comenzó Jimin. Yoongi notó un leve rubor apoderarse de la piel de las mejillas del menor, aún más fuerte que el que ya tenían, y sonrió.

—Yo... Bueno, te traje un pequeño regalo —extendió la bolsa hacia Jimin y después de que el menor la tomara dejó el cartel a un lado —. El cartel también te pertenece —suspiró y se acercó a Jimin.

—No debiste traerme algo, Yoon.

—Es un pequeño presente, Jiminnie, además es un gran día para recordarte que te amo, y que en verdad quiero reconquistarte, porque te amo y sé que cometí un error difícil de perdonar —el mayor alargó su mano hacia el rostro del rubio y acarició su mejilla con sus nudillos, sintiendo la suavidad de la zona y anhelando besarlo, sin embargo se contuvo cuando notó al menor soltar un sollozo antes de comenzar a llorar —¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? —la preocupación se apoderó de su cuerpo entero. Jimin cubrió su rostro con ambas manos, dejando caer las lágrimas como nunca, dejando al mayor verlo el la faceta donde se veía como un indefenso niño o incluso alguien débil, pero no le importaba, quería desahogarse y llorar hasta que su cuerpo ya no tuviera más agua, claro que hablando metafóricamente.

—No sabes el miedo que me dio saber que podía perderte, Yoongi, no sabes la angustia que e invadió al verte tirado cuando me cuidaste el otro día. Yoongi, siempre te amaré, y no hay manera de que pueda negarlo todo mi cuerpo se encarga de delatarme.

—Pero no llores, amor, no me gusta verte así.

—Necesito hacerlo o voy a explotar —bajó sus manitas y dejó a un costado de él, en el suelo, la bolsa de regalo.

—¿Por qué me dices todo esto?

—Porque si no lo hago ahora no lo podré hacer después.

—No comprendo.

—Es difícil de entender, también de explicar; ambos sabemos lo que queremos, al menos estoy seguro de que eres mi todo, no sé si sientes lo mismo que yo, ni siquiera sé si puede durar más lo nuestro o seguir nuestra historia, Yoongi, te amo, y porque te amo es que quiero tiempo.

—¿Qué te hace pensar que no te amo, eh? Eres lo más importante que tengo ahora y siempre, eres el amor de mi vida —Yoongi se acercó a Jimin y tomó sus mejillas entre sus manos —. Nuestra historia no puede acabar aquí, no puede acabar porque ninguno de los dos quiere que acabe, y lo sé porque sé que nuestro amor es más fuerte que toda la mierda que pase.

—Yoongi~ —hiso un puchero antes de volver a llorar, el mayor terminó de juntar ambos cuerpos y enredo sus brazos alrededor del pequeño, sintiendo los brazos del menor rodear su torso.

—Te amo, Jimin —Yoongi esperó varios segundos, en el fondo deseaba escuchar a Jimin diciéndole lo mismo, pero no sucedió. Se separaron después de unos segundos, y Jimin humedeció sus labios.

—E-Es tarde —el chico de cabello azul notó en seguida el nerviosismo del rubio, así que sonrió internamente y soltó una risa.

—Eres tan tierno —soltó sin pensar —. ¿Taehyung se quedará?

—Sí.

—Bien.

—Bien —hubo un silencio y después Jimin suspiró —. Creo que hay que entrar —se dio la vuelta y tomó la bolsa, después, tomó el cartel y lo coloco entre su antebrazo para poder abrir la puerta.

—Jimin —lo detuvo Yoongi al llamarlo y el menor giró para verlo.

—¿Qué sucede? —las palabras del menor quedaron en el aire al sentir la suavidad de los labios de Yoongi sobre su piel. Había olvidado cuán lindo podía ser el mayor, su corazón dio un brinco de felicidad en su pecho y todo su mundo se detuvo. Apenas tuvo tiempo de reaccionar a lo que estaba pasando.

Después se dio cuenta de algo que jamás había pensado.

Era el primer beso en la frente que Yoongi le daba.

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DannyBL.

Besos de Chocolate [YOONMIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora