VIII

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—Compraré otro cuando vaya al mercado —repitió por quinta vez Yoongi aquella frase, pero Jimin se negaba.

—No habrá uno igual.

—Compraré uno aún más especial ¿Sabes por qué? —el rubio lo miró —porque ese vaso va a ser de mi para ti. Con todo mi amor.

—De acuerdo, hyung.

Yoongi estaba algo cansado, ir a trabajar sin descanso a las fiestas o reuniones para tocar el piano era algo agotador, aunque le gustaba

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Yoongi estaba algo cansado, ir a trabajar sin descanso a las fiestas o reuniones para tocar el piano era algo agotador, aunque le gustaba. El poco tiempo que pasaba con Jimin le encantaba, y más cuando en ese tiempo lograba hacerle sonreír.

—Llevemos algo de sopa instantánea, ya sabes, para cuando llegues en la noche, podrás cenar y domir —el menor miró a su novio, quien asintió. Tomó de varios sabores, y después se dirigieron al área de panadería. Ambos adoraban aquellas donas con glaseado de cajeta y chocolate. Llevaron tres cajas, con seis donas por paquete.

Siguieron su recorrido, y Yoongi se quedó observando un celular color negro realmente lindo, le agradó la idea de comprarlo, pues se acercaba ya la Navidad y aún no sabía que regalarle a su novio. Tanta fue su distracción que no se dio cuenta de que Jimin se había ido de su lado, cuando levantó la vista y no lo vio se preocupó, a veces Jimin se asustaba fácilmente. Empujó el carrito en dirección a pastelería, sabía que el rubio adoraba imaginarse los sabores que tendrían todos los postres exhibidos. Un alivio lo invadió al verlo ahí, observando emocionado los colores en aquellos pasteles, con sus manos juntas pegadas a su mejilla.

—Jimin, hora de irnos —le dijo, el nombrado hizo un puchero.

—Hyung, ¿compramos uno?

—No tenemos un motivo para comprarlo, amor.

—¿Quién dijo que para disfrutar de un pastel se debe tener un motivo? Anda, hyung ¿sí~?

—De acuerdo —accedió —. ¿Cuál te gustaría?

—Este... No, no, no... Ese. Sí. Ese... ¡Oh, oh! ¡Mejor ese!... —La emoción de Jimin era adorable para el mayor —Espera... —el menor se quedó mirando un punto fijo haciendo que Yoongi mirase a donde su novio; era un pastel grande, de chocolate. Se veía delicioso, y más con aquella capa gruesa de fresas encima —ese.

—¿Seguro? —preguntó Yoongi, tomando aquel postre que pesaba más de dos kilos, Jimin asintió.

—Sí, hyung.

—Te dolerá el estómago si comes más, Jimin

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—Te dolerá el estómago si comes más, Jimin.

—Pero aún tengo hambre.

—Come entonces una dona. Pero de cajeta, el chocolate te hará hiperactivo después.

—Hyung —puchereó, pero no lograría convencer al mayor. Desde que sabían llegado a casa el menor había probado el pastel, y sabía que demasiada azúcar era mala para el estómago.

—¿Y Jin? —preguntó Yoongi al notar la ausencia del nombrado.

—Dijo que iría a ver apartamentos. No quiere interferir entre nosotros.

—No... Yo no quería... Jimin...

—Tranquilo. Él y yo lo sabemos —le regaló una sonrisa —. Simplemente Jin espera a su novio, y no pueden estar aquí los dos... Quiero decir, yo si le ofrecí hospedaje para ambos, pero sabía que a ti no te agradaría mucho.

—Estás en lo correcto.

Horas más tarde decidieron ver una película en la televisión, el frío ameritaba un vaso de leche tibia para Jimin y un café para Yoongi, un pequeño gesto que hizo a ambos caer en cama a causa del clima.

—¿Hyung? —llamó el menor, colocando su brazo encima del torso del peliblanco.

—Dime.

—Te amo —le sonrió. En menos de lo que ambos pensaron ya se estaban besando. Pronto tomó otro camino que hizo a Jimin sentir un extraño pero agradable calambre cada que el mayor acariciaba su abdomen dejando líneas indefinidas sobre su piel que ahora estaba chinita por el toque. El acarició el cuello del mayor, y se separó unos segundos para subir sobre las caderas de su novio y seguir besándolo. Sus manitas, antes tímidas, ahora habían tomado rumbo hacia la parte inferior del cuerpo bajo suyo. Sintiendo la suavidad y la firmeza del abdomen se su novio. El beso se intensificó cuando el menor mordió el labio de su Hyung, acto que hizo al mayor sentirse necesitado. Llevaban cinco años de relación, y en ese tiempo nunca habían intimidado, por eso Yoongi insistía tanto en hacerlo, pero Jimin siempre buscaba alguna excusa.

La dureza en ambos se hizo presente, el calor en la habitación y los jadeos en busca de aire también. Ambos deseaban lo mismo, sin embargo, cuando el mayor quiso adentrarse al pantalón de Jimin, éste lo detuvo.

—No —dicho eso, el menor salió de la habitación.




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DannyBL.

Besos de Chocolate [YOONMIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora