Park Jimin y Min Yoongi son una pereja a la que todos aman, no sólo por ser tal para cuál, sino porque han superado cosas que nadie más podría.
Aunque a veces el amor no es tan fuerte y puede llegar a romperse, ellos demostrarán que a pesar de todo...
Una semana después del nuevo inicio en la relación entre Jin y Namjoon, Jimin había estado concentrado totalmente en la universidad porque ya habían empezado los exámenes, y además consiguió un trabajo de medio tiempo para tener dinero extra y poder comprar sus galletas y leche que tanto le gustaban.
Como cada viernes, Jimin tomó una ducha y se colocó sus mejores ropas, esmerándose demasiado en su presentación, pues había quedado con Jungkook para su salida semanal.
Exactamente a las 6:40 pm su celular recibió un mensaje del mismo joven de sonrisa grande.
+Hola, Jiminnie. Estoy abajo, en el estacionamiento, te espero :)
-Hola, Kookie. Ya voy :3
Sonrió a la pantalla, dándose un vistazo nuevamente en el espejo, suspirando cuando notó que algo le hacia falta. Dudó unos segundos, pero después decidió abrir el cajón de la mesa de noche y sacó un anillo color negro, con un diamante del mismo tono, ancho, y lo colocó en su dedo pulgar, no por que fuera de ahí, sino porque era en el único dedo en donde le quedaba aquella joya perteneciente a Yoongi; aunque no quisiera aceptarlo, era claro que lo extrañaba, pero aún seguía algo triste por todo lo ocurrido.
Cuando llegó al estacionamiento observó a Jungkook recargado en su auto, mirando su celular y esperando para cuando el pelirosa llegara. Sonrió acercándose a él y carraspó un poco su garganta para atraer la atención del castaño, quien inmediatamente despegó sus ojos del aparato y sonrió, colocándose a la altura de Jimin, aunque era obvio que Jungkook le sacaba algunos centímetros de altura.
—Te ves muy bien —comentó el menor.
—Gracias, Kookie —Jimin bajó la mirada —. ¿Vamos?
—Vamos —se alejó un poco y abrió la puerta de copiloto para su acompañante, después rodeó el auto para subir.
—Yo podía abrir la puerta, Kook —agregó Jimin en cuanto el castaño cerró la puerta.
—Es sólo un detalle, Jiminnie —encendió el auto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡¿Que se fue a dónde con quién?!
—Al restaurante que planeaste invitar a Jimin hoy con Jungkook —repitió Jin. Ambos estaban en casa de Hoseok, pues Yoongi había estado ahí por algunos días, y Jin en cuanto se enteró de lo de Jimin quiso informar rápidamente a Yoongi.
—Debe ser una puta broma —murmuró el peliazul, recargando sus manos en un sofá y dejando caer su cabeza, inclinándose ligeramente hacia adelante.
—Deberías ir ahí, Yoongi.
–Claro que voy a ir, además de que no quiero desperdiciar la reservación quiero estar ahí por cualquier cosa que ese tipo pueda intentar hacer con Jimin, mi Jimin.
—¿Qué no era reserva para dos? —preguntó Hoseok, quien se mantenía viendo el televisor con atención, sin embargo también escuchando a sus amigos. Yoongi suspiró, era verdad.
—Sí —dijo Yoongi —. Y ya sé con quién voy a ir.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Alguna vez habías probado la langosta? —preguntó Jungkook, observando al animal marino sobre su plato. Jimin negó.
—No me agradan mucho los mariscos, prefiero la carne —comentó Jimin mirando en su plato, pues él sabía pedido carne a la plancha.
—Y qué tal todo con Yoongi, ¿eh?
—Mal —el mayor hiso un puchero —. No entiendo por qué razón no ha hecho nada por lo nuestro.
—Jimin, ya te dije que sí el no quiere hacer algo por ustedes, tú deberías intentarlo, y ya si no se puede hacer nada porque no hay cooperación de su parte, lo intentes con otra persona —Jungkook alargó su mano hacia la de Jimin y la acarició —; hay muchas otras personas que mueren por tener una oportunidad contigo. No sólo es Yoongi, mira a los demás, a tu alrededor... A mi —Jimin observó al castaño, notando la pequeña sonrisa que escondía la comisura de sus labios. Bajando la mirada y suspirando.
—No es así de sencillo, Kookie; hay recuerdos, sentimientos, y muchas otras cosas que me impiden... —dejó las palabras en el aire. Kook frunció el ceño.
—¿Qué sucede?
—Yoongi —dijo Jimin , con voz quebrada —. Eso sucede.
—¿Qué?
—Ahí está. Aquí. Con él.
—¿Él? —el castaño buscó con la mirada Yoongi y cuando lo encontró elevó una ceja, notando que desconocía a su acompañante —¿Quién lo acompaña?