- Mira que lindo - dije enseñándole el celular.
- Agua.
- Mar. ¿Bello no?
- ¡Sí!
- Ahí deberíamos estar nosotros, disfrutando de las vacaciones. ¿No te gustaría?
- ¿Iremos?
- Naaa, ya sabes que no hay dinero para esas cosas - dije fastidiado.
Solo nos teníamos que conformar con ver las tantas fotos y programas de la televisión, no recuerdo cuando fue la última vez que salimos de la ciudad a divertirnos, las limitaciones en mi casa cada vez eran mayores.
- ¿Qué hacen? - preguntó mi hermana.
- Mamá, quiero ir a la playa - comentó mi pequeño sobrino.
- Qué le dijiste ahora.
- Nada, yo no tengo la culpa de que quiera divertirse y que tú no seas capaz de cumplir sus deseos - respondí.
- Hijo, ve y ayuda a tu abuela.
- No, Thiago no tiene porqué hacer esas cosas, es un niño.
- Ve mi amor - dijo depositando un beso en su frente.
Rodeé los ojos enfocando mi atención en mi celular, ya me imaginaba el tan repetido discurso de siempre.
- No te quiero escuchar - advertí.
- Deja de meterle ideas en la cabeza a mi hijo, siempre haces lo mismo Erick.
- ¿Hacer qué?
- Sabes perfectamente que no podemos darnos el lujo de gastar dinero con la cantidad de deudas que hay.
- Ponte a trabajar entonces.
- ¿Es broma?
- Oye, tú también vives aquí. Aporta ¿no?
- ¿Pueden bajar la voz? - pidió mi madre.
- Dile a ella, yo estoy tranquilo y viene de fastidiosa.
- Claro, el niño tendido en el sofá esperando a que todo le traigan.
- ¿Y qué quieres? ¿Qué trabaje yo? Estás loca - reí.
- Deberías fíjate, tienes tiempo libre y sabes que el dinero nos hace falta.
- ¿Van a comenzar con lo mismo de siempre? - preguntó mi madre acercándose.
- Estoy de vacaciones, déjenme en paz - pedí.
- Eres un niño caprichoso, y ni niño ¡eh! Tienes dieciocho años y no haces nada por la vida, trabaja para pagarte la inscripción de la universidad al menos.
- ¿A caso me la vas a pagar tú?
- Precisamente estoy buscando trabajo para ayudar a pagar tus estudios, óyeme yo debería estar pendiente de mi hijo, no de ti.
- Ya cállate - dije poniéndome los auriculares.
- A mi no me vas a dejar hablando sola.
- Yanelis, ya basta. No tienen cinco años - regañó mi madre.
- Estoy harta de que siempre seamos todos los que aportamos en la casa menos él, que trabaje al menos.
- ¿Sabes de que estoy harto yo?
- Brian - dijo mi madre retrocediendo mi cuerpo.
- Estoy cansado de no tener aunque sea unas putas vacaciones normales, que todo sea conformismo en esta maldita casa.
- NUNCA TE HA FALTADO NADA - gritó mi madre.
- No, nunca me ha faltado nada, pero estoy aburrido de vivir con lo justo.
- Lárgate entonces. ¿Quieres lujos? Gánate la vida en vez de quedarte sentado como un vago mientras mis padres trabajan para que a ti no te falte nada. Eres un mal agradecido.
- ¡Uy mira! Cómo me afecta tu comentario. Antes de criticarme mírate tú, al menos a mi no me dejan abandonado por poca cosa.
- ERES UN...
- UN QUÉ.
- ¡YA! - exclamó mi madre en medio de ambos.
Bastó escuchar el llanto de mi pequeño sobrino para que pudiéramos relajarnos un poco, me acerqué con todas las ganas de cargarlo pero claramente no me lo permitieron.
- Me lo voy a llevar a mi cuarto, déjalo - pedí.
- No te quiero cerca de Thiago.
- Que no se te olvide que es mi sobrino.
- Y a ti que él es mi hijo, saca tus manos y mejor busca que hacer, de vago no estarás.
- Yo no necesito trabajar.
- No si lo único que falta es que busques a alguien que te mantenga.
- Y no sería mala idea. Con tal de salir de esta mierda de casa, soy capaz hasta de venderle mi alma al diablo.
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Mi Gran Solución - Chriserick
FanfictionSí el dinero no compra la felicidad. ¿Por qué disfrutamos tanto con él?