- Le repito la pregunta.
- Erick, contesta - pidió.
- Erick Colón. ¿Acepta como esposo a Christopher Vélez?
Ambos no nos quitábamos la mirada durante y después de la pregunta, el pecho de él demostraba lo agitado que estaba.
Di dos pasos atrás mirándolo con los ojos totalmente llorosos, me dolía hacer esto, pero no podía engañarlo.
- No puedo, lo siento Christopher - respondí.
- ¿Qué?
- ¿Qué dices? - preguntó su madre a su lado.
- Erick por la mierda dime qué está pasando - pidió Christopher.
- Cálmate mi vida.
- Suéltame mamá.
Noté su enojo y era comprensible, no iba a entender de razones en estos momentos.
- ¡Christopher! - exclamé al sentir su agarre.
- De aquí no te mueves.
- Me estás apretando, hay gente - hablé.
Con gran rapidez me sacó de ahí, me llevó a un lugar apartado del recinto sin dejar de presionar mi brazo.
- De aquí no te vas a ir sin darme una explicación, habla.
- No puedo hacerlo, esto es demasiado rápido Christopher.
- Demasiado rápido, excusa barata, tuviste días para decírmelo y no, preferiste hacerme pasar la peor vergüenza de mi vida - contestó.
- ¡Entiéndeme! Ni siquiera está mi familia para acompañarme.
- Sabías que esto podía pasar.
- Yo si te quiero Christopher, créeme que si.
- Entonces vamos y nos casamos, te dije que te quería maldita sea.
- Yo también Chris, yo también - dije tomando su cara.
- Eres un idiota - negó con los ojos aguados.
- Solo quiero lo mejor para nosotros, me quiero casar contigo y formar una familia pero no ahora, nos falta mucho por conocernos y por vivir.
- ESTO NO TE LO VOY A PERDONAR NUNCA.
- No me digas eso, por favor - pedí en un abrazo.
- ¡NO ME TOQUES! NO ME TOQUES EN TU PUTA VIDA.
- ¡CÁLMATE!
- Atrévete a calmarme - empujó.
Me quejé al sentir mi espalda contra la muralla, quise salir pero nuevamente me empujó contra esta.
- Basta, me quiero ir - dije llorando.
- Te quedas porque para eso estás, para obedecer, prostituto barato.
- Voy a gritar.
- Atre...
- Da un paso más y no me hago responsable - amenacé con un objeto de vidrio en la mano.
- ¿Te atreverías?
- No tienes derecho a golpearme, si me pones una mano encima te juro que te denuncio - advertí.
Se hizo a un lado sin quitarme la mirada.
Salí lo más rápido que pude antes de tener otro desagradable encuentro con él.
Pedí que me lleven a la casa de mis padres, tal cual me había dicho Christopher no había nadie.
Me senté a llorar fuera de la puerta esperando a sentir un abrazo cálido, pero nuevamente estaba solo, había perdido todo.
- Erick.
- Yanelis, no me casé - dije aún en llanto.
- ¿Por papá?
- ¿Por mi papá? - pregunté perdido.
- ¿No sabes verdad?
- ¿Por qué lloras? ¡Yanelis qué pasó!
- Mi papá, se está muriendo Erick - soltó.
- Estás bromeando. No no no, esto es un mal sueño, no es real - decía para mí.
Me repetía una y otra vez lo mismo, pero la cara y el dolor de mi hermana me confirmaban que esto realmente estaba pasando.
- Se nos va - dijo débil.
- No, no se va a morir, él no me puede dejar, mi papá no - negué.
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Mi Gran Solución - Chriserick
Hayran KurguSí el dinero no compra la felicidad. ¿Por qué disfrutamos tanto con él?