Capítulo 10

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- ¿Qué haces aquí? - preguntó al verme.

- ¿Está mamá? Déjame pasar.

- Tú ya no vives aquí, te esperas.

Era de esperarse que Yanelis siga molesta conmigo, incluso sentí que hasta me odiaba con tan solo ver sus gestos y miradas.

- Erick. No pensé que volverías a venir.

- Sé que han pasado días pero vine a ver cómo estaban, aunque no lo crean me importan - respondí.

- Tu papá no está.

- Lo sé, por eso vine antes de que llegue, está furioso conmigo y no quiero ocasionar problemas tampoco.

- Estamos bien, no te preocupes.

- ¿Puedo pasar?

Dudó en darme una respuesta, Yanelis veía atenta la situación y quizás esperando a que mi mamá rechace esa opción.

- Pasa.

- ¡Tío, viniste! - exclamó.

Me agaché al ver como corría hacia mi, lo extrañaba de una forma increíble.

- ¿Cómo estás? Cómo te extraño - abracé fuerte.

- ¿Ya regresarás? ¿Por qué no estás aquí?

- Tiene cosas más importantes que hacer - comentó su madre.

- ¿Te puedes callar?

- Frente a Thiago no - advirtió mi madre.

- Te extraño, quiero ir al parque.

- ¿Quieres ir ahora?

- No, es muy tarde Thiago.

- Tampoco me lo voy a llevar, quiere salir conmigo, déjalo.

- Qué no, la mamá soy yo.

Se me partió el corazón ver cómo mi pequeño sobrino dejaba caer una lágrima, tanto mi hermana como yo teníamos un carácter muy fuerte y ninguno se quedaba callado, claramente eso afectaba a Thiago.

- Mira, esto es para ti - dije entregando un regalo.

- No estoy de cumpleaños.

- ¿Y eso qué? Soy un tío consentidor, ábrelo.

Sonrió en lo que secaba aquella lágrima, si tenía la posibilidad de ayudarlo, lo haría.

Sentí la mano de Yanelis levantarme de una manera suave en lo que me apartaba de Thiago.

- No quiero que le traigas cosas a mi hijo, él no necesita nada que venga de ti.

- Bájale a tu intensidad, es mi sobrino y si yo quiero consentirlo lo haré te guste o no.

- Con dinero de otros, con dinero que ganas haciendo quizás que cosas - respondió con desprecio.

- Eso a ti no te importa, cada quien con lo suyo.

- Debería darte vergüenza, solo piensas en ti.

- ¿Y quieres que piense en ti? Cuando seas más que yo háblame.

- El dinero no te hace más que yo, te vas a terminar quedando solo y a ver si tu maldito dinero te ayuda.

- ¿Qué haces aquí? - escuché detrás mío.

- Papá, hola - saludé.

- ¿Qué necesitas?

- Y-Yo solo...vine a verlos - respondí algo nervioso.

- Veo que ya cambiaste hasta tu forma de vestir, que bien estás disfrutando de tu ambición.

- Papá.

- Fuera - pidió.

Miré por sobre su hombro a mi mamá quién solo intentaba evitar la situación.

- Yo solo quiero ayudarlos, puedo y quiero hacerlo. ¿Pueden dejar el orgullo?

- ¿Orgullo?

- Papá.

- Déjalo, está el niño.

- ¡Tío!

- Te quiero fuera de aquí, querías una vida mejor, aquí no la tienes y no necesitamos de tu lástima, escogiste el camino fácil en vez de tu familia.

Sentí sus manos apretar mis delgados brazos, jamás lo había visto así de enojado, mucho menos conmigo.

- No es lástima.

- Aquí no vas a volver, y no te esfuerces en querer vernos, para ti las puertas de esta casa, de la que tanto te querías ir y despreciaste están cerradas - dijo para soltarme.

- Por eso no surgen, por sus pensamientos tan humildes y tan...

- BASTA YA - gritó mi madre.

Cerré los ojos sintiendo aquel ardor en mi mejilla, mi padre jamás me había levantado la mano en ninguna situación.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora