- ¿Estás seguro de que me veo bien? - pregunté mirándome al espejo.
- Es algo formal, además así pareces gente.
- Qué halago, te agradezco - dije serio.
- Vamos, que odian la impuntualidad.
Era mi deber acompañarlo a sus cosas, más que mal y aunque suene algo feo él estaba pagando por mi compañía.
Su auto era un modelo perfecto, me sentía un nuevo millonario.
Me daba algunas indicaciones de cómo comportarme o que cosas responder a las típicas preguntas a las cuál él ya estaba acostumbrado, todo un mundo.
- Christopher. ¿Acompañado?
- Oh sí. Ven - susurró.
- Buenos días - saludé con con correcta postura.
- ¿Tu hermano?
- ¿Él? No, claro que no. Erick, mi novio - presentó.
Junté mis labios para evitar reír, la sorpresa en el rostro de aquel cabello pareció dar respuesta a muchas cosas.
- Adelante, pasen.
- Con que tu novio - susurré.
- ¿Quieres que diga que eres mi prostituto?
- ¡Yo no soy tu prostituto!
- Y qué eres entonces.
- No lo sé, pero solo estamos haciendo tratos, tú me pagas por mis grandes encantos y yo te compenso en tus placeres.
- Solo te faltó hacer una poesía.
- Seré tu mejor sugar baby, no te librarás de mi tan fácil.
- ¿Tanta es tu ambición para querer seguir con esto?
- Ni te imaginas, daddy.
- Christopher, qué gran placer tenerte aquí. ¿Cómo está la familia? - preguntó un tercero interrumpiendo.
Yo solo escuchaba, tenía prohibido hacer cualquier tipo de pregunta frente a sus colegas de trabajo, mis respustas solo eran sí y no.
- Chris, voy a salir un momento - susurré.
- No. ¿Par qué?
- Me está llamando mi hermana - dije enseñando el celular.
- ¿No que estaba enojada?
- Se supone.
- No salgas, contesta ahí, no tardes - pidió depositando un beso.
Me acerqué al espacio que indicó, estaban todos tan concentrados en sus asuntos de trabajo que no se enfocaban en nada más.
- ¿Yanelis?
- Tío.
- ¿Thiago que haces con el celular de tu mamá? - pregunté sorprendido.
- Quiero ir al parque.
- Chiquito, no puedo ahora.
- ¿Por qué? Te extraño mucho.
- Ay no me digas eso Thiago - pedí con un nudo en la garganta.
- Ven por mi, me portaré bien.
- Mira, estoy en un asunto de...¿trabajo? Pero puedo intentar ir más tarde.
- ¡Siii!
- Soll no le digas a tu mamá, que sea un secreto.
- No diré nada.
- Bien, te quiero chiquito.
- Te quiero mucho.
Suspiré sintiendo una presión en el pecho, a veces los tíos somos como los segundos padres de los sobrinos y yo me sentía el de él.
Desde que el novio de mi hermana la abandonó con Thiago, sentí esa necesidad de ser un tío muy protector.
- Disculpa. ¿Estás bien?
- Sí. ¿Por qué?
- Te ves agitado.
- Se nota que no me has visto cuando co...estoy bien - sonreí para él.
- No te había visto. ¿Vienes con alguien?
- Sí, con Christopher Vélez, no sé si sabes quién es en realidad - sonreí tonto.
- Quién no sabe - sonrió de vuelta.
- ¿Te llamas?
- Me llamo...
- Bebé. ¿Sucede algo amor? - preguntó Christopher tomando mi cintura.
- No, nada.
- Si me permites - dijo para aquel chico.
- Claro.
Me llevó a otra parte del lugar sin soltar su agarre, era extraño la manera en que me habló y me estaba tomando.
- ¿Me explicas?
- Explicarte qué.
- No te hagas.
- Estaba hablando por teléfono, ve el historial. ¿Qué estás pensando?
- Aquí hay personas adineradas, no me sorprendería...
- Para para para, si no me viste en algo extraño no me reclames, te cumplo bien y eso debería importar, prostituto no soy.
- Bájame el tono - dijo serio.
Negué sintiendo como la rabia me consumía, sí había algo que odiaba era que me den órdenes.
- Está bien, pero no te pases tampoco.
- Tú no te pases, si no quieres ser un don nadie no me provoques, y vete preparando porque esto no me gustó para nada - advirtió.
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Mi Gran Solución - Chriserick
FanfictionSí el dinero no compra la felicidad. ¿Por qué disfrutamos tanto con él?