Capítulo 12

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- ¿Estás seguro de que me veo bien? - pregunté mirándome al espejo.

- Es algo formal, además así pareces gente.

- Qué halago, te agradezco - dije serio.

- Vamos, que odian la impuntualidad.

Era mi deber acompañarlo a sus cosas, más que mal y aunque suene algo feo él estaba pagando por mi compañía.

Su auto era un modelo perfecto, me sentía un nuevo millonario.

Me daba algunas indicaciones de cómo comportarme o que cosas responder a las típicas preguntas a las cuál él ya estaba acostumbrado, todo un mundo.

- Christopher. ¿Acompañado?

- Oh sí. Ven - susurró.

- Buenos días - saludé con con correcta postura.

- ¿Tu hermano?

- ¿Él? No, claro que no. Erick, mi novio - presentó.

Junté mis labios para evitar reír, la sorpresa en el rostro de aquel cabello pareció dar respuesta a muchas cosas.

- Adelante, pasen.

- Con que tu novio - susurré.

- ¿Quieres que diga que eres mi prostituto?

- ¡Yo no soy tu prostituto!

- Y qué eres entonces.

- No lo sé, pero solo estamos haciendo tratos, tú me pagas por mis grandes encantos y yo te compenso en tus placeres.

- Solo te faltó hacer una poesía.

- Seré tu mejor sugar baby, no te librarás de mi tan fácil.

- ¿Tanta es tu ambición para querer seguir con esto?

- Ni te imaginas, daddy.

- Christopher, qué gran placer tenerte aquí. ¿Cómo está la familia? - preguntó un tercero interrumpiendo.

Yo solo escuchaba, tenía prohibido hacer cualquier tipo de pregunta frente a sus colegas de trabajo, mis respustas solo eran sí y no.

- Chris, voy a salir un momento - susurré.

- No. ¿Par qué?

- Me está llamando mi hermana - dije enseñando el celular.

- ¿No que estaba enojada?

- Se supone.

- No salgas, contesta ahí, no tardes - pidió depositando un beso.

Me acerqué al espacio que indicó, estaban todos tan concentrados en sus asuntos de trabajo que no se enfocaban en nada más.

- ¿Yanelis?

- Tío.

- ¿Thiago que haces con el celular de tu mamá? - pregunté sorprendido.

- Quiero ir al parque.

- Chiquito, no puedo ahora.

- ¿Por qué? Te extraño mucho.

- Ay no me digas eso Thiago - pedí con un nudo en la garganta.

- Ven por mi, me portaré bien.

- Mira, estoy en un asunto de...¿trabajo? Pero puedo intentar ir más tarde.

- ¡Siii!

- Soll no le digas a tu mamá, que sea un secreto.

- No diré nada.

- Bien, te quiero chiquito.

- Te quiero mucho.

Suspiré sintiendo una presión en el pecho, a veces los tíos somos como los segundos padres de los sobrinos y yo me sentía el de él.

Desde que el novio de mi hermana la abandonó con Thiago, sentí esa necesidad de ser un tío muy protector.

- Disculpa. ¿Estás bien?

- Sí. ¿Por qué?

- Te ves agitado.

- Se nota que no me has visto cuando co...estoy bien - sonreí para él.

- No te había visto. ¿Vienes con alguien?

- Sí, con Christopher Vélez, no sé si sabes quién es en realidad - sonreí tonto.

- Quién no sabe - sonrió de vuelta.

- ¿Te llamas?

- Me llamo...

- Bebé. ¿Sucede algo amor? - preguntó Christopher tomando mi cintura.

- No, nada.

- Si me permites - dijo para aquel chico.

- Claro.

Me llevó a otra parte del lugar sin soltar su agarre, era extraño la manera en que me habló y me estaba tomando.

- ¿Me explicas?

- Explicarte qué.

- No te hagas.

- Estaba hablando por teléfono, ve el historial. ¿Qué estás pensando?

- Aquí hay personas adineradas, no me sorprendería...

- Para para para, si no me viste en algo extraño no me reclames, te cumplo bien y eso debería importar, prostituto no soy.

- Bájame el tono - dijo serio.

Negué sintiendo como la rabia me consumía, sí había algo que odiaba era que me den órdenes.

- Está bien, pero no te pases tampoco.

- Tú no te pases, si no quieres ser un don nadie no me provoques, y vete preparando porque esto no me gustó para nada - advirtió.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora