Capítulo 20

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La experiencia conociendo a los padres de Christopher pudo ser perfecta de no ser por su papá, ya me había ganado su odio.

Su madre era muy tierna, aunque eso no le quitaba lo refinada en sus actos me trató excelente.

- ¿En dónde estabas? - pregunté serio.

- ¿Ya me controlas?

- No, pero desapareciste todo el día, mira la hora que es.

- Ocho treinta y dos.

- No le veo el chiste - dije.

- Cámbiate, vengo por ti.

- ¿Me dejas todo el día solo y quieres que además te acompañe?

- Exacto.

- Si fuera yo el que desaparezco posiblemente estarías como un loco reclamándome.

- ¿Puedes venir conmigo? - preguntó extendiendo su mano.

Lo miré con el ceño fruncido, pasé sin tomar su mano por alguna prenda que me hiciera ver mejor que con mi pijama.

Estaba tan acostumbrado a estar en cada lugar con él que se me hacía molesto estar solo.

- ¿Me veo bien? - pregunté poniéndome una chamarra.

- Digno de un Vélez.

- ¿A dónde iremos?

- Por ahí, estamos en New York, no nos quedaremos encerrados ¿o si?

Para él posiblemente no era novedad estar aquí, para mí era como un sueño, todo me parecía hermoso, ver la iluminación perfecta entre un sin fin de personas admirando cada espacio de esta bella ciudad.

Yo solo lo seguía, de vez en cuando me jalaba cuando mi atención se quedaba pegada en cualquier cosa.

- ¿Veremos la ciudad? - pregunté.

- Creo que sabes en dónde estamos.

- Vamos vamos - empujé.

Me sentía como un niño, estaba frente al edificio más famoso por la vista que entregaba, el Empire State.

Hace un buen tiempo no sonreía con tantas ganas y no por el hecho de estar aquí, sino por el momento que guardaría en mi memoria.

- ¿Te gusta?

- Me encanta - admiré.

- Hay tantas cosas que te quedan por conocer. Yo quiero mostrarte todo eso - susurró abrazándome por la espalda.

- ¿Estás bien?

- Sí.

- ¡Dame tu mano! - pedí forcejeando.

- No puedo.

- ¿Qué tienes ahí?

- No lo sé, intenta sacar lo que tengo, es para ti.

La fuerza de Christopher era mayor que la mía, daba pequeños apretones a sus hinchadas venas sin lograr que ceda.

- Me rindo - dije con mis manos sobre las de él.

- De todas formas te lo iba a dar, cierra tus ojos.

- Los tengo cerrados.

- Brian.

- Oh no no, no me digas así que me recuerdas a mi mamá enojada - pedí.

- Cierra tus ojitos.

Accedí a su petición, las sorpresas siempre han sido mi debilidad.

Nos los abrí hasta que me lo indicó, sentí algo extraño y que no sabía cómo reaccionar.

- Le vas a dar el gusto a tus papás - dije.

- No, es un gusto mío.

- Esto no es un juego, nuestros tratos...

- Se acabaron, te dije que no iba a ser tu sugar daddy - interrumpió.

- Pero en parte lo sigues siendo, no vamos a funcionar.

- Lo dices muy seguro.

- Qué interés puedo causar en alguien como tú, no nos conocemos hace mucho y hemos tenido discusiones por sexo Christopher.

- ¿De verdad? Vaya, no recuerdo, me vino la demencia - contestó bromista.

- Eres un idiota - reí.

- Cásate conmigo, toma esto como un desafío, quién sabe y nos enamoramos más fuerte de lo que fornicamos.

- Qué romántico.

- ¿Me aceptas? Puedo mejorar, ya te dije que malo no soy.

Levanté la vista a la hermosa imagen de la ciudad, no estaba seguro, pero bien dicen que el que no arriesga, no gana.

- Acepto.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora