Capítulo 9

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- Ya era hora.

- Lo siento, me quedé dormido - respondí.

- Suelo causar esos efectos después dé.

- Solo tenía sueño.

Me senté frente a él esperando el desayuno, aún sentía el peso de mi cuerpo, necesitaba más que ese descanso nocturno.

- Un detalle, me olvidé comentar algo.

- ¿Algo de qué?

- Tu alimentación vas a cuidarla.

- ¿Qué? Me parece una estupidez, no puedes decidir eso por mi.

- Soy algo preocupado en ese aspecto, no eres mujer, sabes que por donde te meto...

- No necesariamente tienes que ser tan detallista, si lo pudieras evitar - pedí.

- ¿Por donde tenemos relaciones? En fin, quiero que nos cuidemos bien.

- Eso ayer no te importó.

- De todos modos, agradece que estoy pensando en ambos, no quiero una sorpresa en medio de una penetrada.

- Hubieras hablado conmigo de esto después de desayunar, créeme que me estás quitando hasta el hambre.

- Eso se arregla.

- ¿Tan necesitado estás?

- El sexo nunca está demás, lo de ayer estuvo bien para empezar, me dejaste satisfecho.

- Qué linda tu forma de halagar, increíble - reí.

Noté la presencia de una señora, por su uniforme supuse que era la empleada de la casa, más razón para vivir mi vida sin preocupaciones de nada.

- Provecho.

Me esperaba algo más contundente, aunque la verdad la fruta no era algo que no me gustara comer.

- Quiero que nos vayamos de vacaciones.

- ¿Nos? Te quedé gustando - señaló.

- Uy si, mucho.

- ¿A dónde quieres ir? Latinoamérica, Europa, Asia, quedarte dentro de Estados Unidos, dime.

Dentro de mi impresión se me pasaban muchos lugares a los cuales siempre deseé ir, no tenía una idea por donde inclinarme.

- No lo sé. Quizás sería bueno un lugar que ninguno de los dos conozca, sería más divertido.

- Buscaremos algo, apenas llegue.

- ¿A dónde vas?

- Hay algo que se llama trabajo.

- Por cierto. ¿Qué haces?

- Vengo de una familia de negocios, mi padre invierte con distintas personas, marcas y lo que te puedas imaginar.

- ¿Eres un hijo de papá?

- Si lo fuera no trabajaría.

- Entonces...¿No vendrás conmigo?

- Mi jefe soy yo, las cosas se hacen a mi modo, que los trabajadores se ganen el sueldo ¿o no?

- Me caes bien Christopher, muy bien - sonreí.

- Porque te conviene, interesado - respondió.

- Nos conviene, que aquí ambos estamos entregando cosas, a nuestro modo pero cuenta.

- Veremos lo de tu visa, mañana iremos al banco y un par de cosas más.

- ¿Al banco?

- Te daré una tarjeta, así no me pides dinero cada vez que quieras o necesites algo.

Sonreí ampliamente, era precisamente lo que necesitaba para comenzar a asegurar mi futuro, solo Dios sabía hasta cuándo duraría esto.

- Que te vaya bien - dije al verlo de pie.

Me miró sorprendido, quizás no esperaba eso.

- Nos vemos al medio día.

- Avísame.

Elevó una de sus cejas en lo que esperaba frente a mi.

Me acerqué tomando su rostro para despedirme como él quería, sus labios eran suaves por lo que no se me hacía incómodo.

- Trata de no acabar con mi casa - pidió antes de salir.

- Lo que tengo que hacer por dinero, dame paciencia y resistencia Dios, es demasiado exigente - hablé.

Sí bien lo nuestro era totalmente de acuerdo mutuo, mi interés estaba solo en su dinero, mi buena vida dependía de él y tenía que dejar de lado hasta el más mínimo orgullo.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora