- Con qué te corrieron.
- Se te cumplió el deseo.
- Me parece perfecto - respondió.
Terminé por aceptar su invitación a comer, algo mejor no tenía para hacer.
- Necesito...
- ¿Ayuda? Tu día de suerte llegó, te vienes conmigo.
- Apenas sabes mi nombre, podría ser hasta un delincuente.
- ¿Tú un delincuente? Y qué robas ¿caramelos?
- ¡Ah chistosito! ¿De verdad puedo irme contigo?
- Claro, porqué no.
- ¿Por qué tanto interés? Nos conocimos ayer.
- Por el mismo interés tuyo chiquitito - respondió sentándose más cerca.
- Mío.
- Veo en ti el interés y las ansias de tener más y más. Ayer por un poco de dinero te dejaste hasta manosear. ¿Quieres hacer memoria o prefieres aceptarlo?
No le quité la mirada a la mesa, no quería admitirlo pero a la misma vez me tampoco me sentía avergonzado.
- Lo recuerdo, no te preocupes.
- No te culpo por ser un interesado...
- Oye tampoco así - interrumpí.
- ¿No? No te sientas culpable, en esta vida hay que buscar la manera de surgir y de saciar las necesidades.
- ¿Quién te dijo que yo me sentía culpable? Estás loco - reí.
Negó humedeciendo sus labios, la manera de ver la situación era la que me gustaría que tengan todos en mi familia.
- Sin rodeos bebé. Yo te doy lo que necesites, hogar, dinero, lujos y hasta tus más estúpidos caprichos - propuso.
- ¿A cambio de qué? Gratis lo dudo - respondí en una postura más cómoda.
- Digamos a cambio de tu compañía, para que no suene feo.
- ¿Solo mi compañía? Eso es raro.
- Sexo - soltó.
Abrí mis ojos en gran cantidad, me ví en la necesidad de beber un poco de jugo ya que la garganta se me había secado de un momento a otro.
- S-Sexo, no pensé que fueras...
- ¿Un Sugar Daddy? ¡Increíble no! - sonrió.
- Es que eres joven...y hombre.
- Eso es lo de menos, si no disfrutas en esta vida cuándo. Lo que a ti te falta a mi me sobra, tómalo como un trabajo.
Analicé la situación, era algo atrevida su propuesta, pero a la vez tentadora.
De solo imaginar los lujos y cosas caras que podría tener, se me salió una sonrisa de manera inconsciente.
- ¿Por cuánto tiempo?
- Indefinido. Mientras más resistas, más y más cosas tendrás, yo que tú aprovecho bebé.
- ¿Por qué?
- Porque tienes dos opciones, venir conmigo y tener prácticamente tu vida solucionada o regresar a tu casa a vivir en lo que ya estás acostumbrado.
No tenía muchas opciones, básicamente ya estaba fuera de mi casa y sin un lugar para llegar.
Veía a Christopher ansioso por una respuesta y eso me ponía nervioso.
- Qué son siete años más ¿verdad?
- ¿Eso es un sí?
- Sí - dije algo dudoso.
- Muy bien pensado, no podías escoger mejor.
- Supongo que no, no tenía de otra en realidad - comenté.
- Primero...
- Espera - dije quitando su mano de mi pierna.
- ¿Vergonzoso?
- No, pero dame tiempo también. Dando y dando.
- Me parece. ¿Qué quieres primero?
Sonreí ampliamente, esto era algo que siempre había esperado, ser tratado como me lo merecía.
- Quiero ir por ropa y lo que me haga falta para lucir bien, ahora.
- ¡Ah exigente! Perfecto.
- ¿De verdad?
- Sí. Los príncipes como tú merecen hasta el más mínimo capricho, tú pide, luego me cobro yo - respondió coqueto.
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Mi Gran Solución - Chriserick
FanfictionSí el dinero no compra la felicidad. ¿Por qué disfrutamos tanto con él?