Capítulo 18

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- ¿Me estás hablando en serio?

- Estamos hablando seriamente, una broma no viene al caso - respondió.

- Algo quieres - miré fijo.

- ¿Qué? - preguntó en una risa.

- ¿Por qué te ríes? ¡Ya! - empujé.

- Si no me río te quejas, si lo hago también. Cómo complacer al chiquito, a ver, dime.

- ¿Qué te traes? Este no eres tú, ya hasta extraño me haces sentir Christopher.

- No te había visto llorar.

- ¿Y eso qué?

- No me gusta que las personas cercanas a mi lloren y últimamente has estado muy desanimado, supuse que algo tenías.

- Solo es eso, extraño a mi familia - repetí.

- No seguiré siendo tu sugar daddy.

- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunté alarmado.

- No estás bien, una mala persona no soy y prefiero que te recuperes de como estás a cargar con algo en mi conciencia.

- Tampoco exageres, puedo aguantar.

- No, de verdad prefiero que no Erick.

Desesperé en mi interior, si no tenía el apoyo de Christopher lo más cercano era la soledad, no tenía nada.

- Ya no te pediré cosas, haré lo que quieras. Christopher, no tengo a dónde ir - recordé.

- No te estoy corriendo, puedes quedarte.

- Qué quieres.

- Qué estés tranquilo, ya te dije, no seré tu sugar daddy y eso supongo que es un gran alivio para ti - contestó.

- Gracias.

El tocar de la puerta nos vió interrumpidos, comí un poco de aquella sopa que habían preparado para mí, Christopher no se movió hasta asegurarse de que había comido todo.

- Mañana en la noche me voy a New York. ¿Vas a estar bien?

- ¿Irás a ver a tus padres?

- Sí, no he ido desde hace un buen tiempo.

- Claro, supongo que quieren verte.

- ¿Vienes?

- ¿Yo? No, es algo familiar que no quiero arruinar, estaré bien.

- Mis padres saben de ti - añadió.

- ¿Saben de mi? ¿Les contaste sobre lo que hacemos?

- Olvídalo, me matan. Soy un hombre de negocios y eso arruinaría mi reputación.

- ¿Entonces?

- Las personas con las que trabajo son peor que las vecinas chismosas de los barrios bajos...

- Qué dices - reí.

- ¡Es la verdad! Bueno en fin, últimamente hemos ido juntos a todas partes y a oídos de mi papá llegó el nombre de mi "novio" - dijo entre comillas.

- ¿Mi nombre habrá sido agradable para ellos?

- Esperemos, son algo...cómo decirlo, típicas personas adineradas.

- ¿Y como son? Yo no vengo de tu mundo.

- Muy correctos, observadores, sobre todo sofisticados, le gusta hablar de todo lo referente al dinero.

- Sabes que yo no sé nada de eso, quedaré en vergüenza y de paso tú también.

- Tenemos un día para practicar, anímate - intentó convencer.

- ¿Me vas a sofisticar?

- El señor de Vélez debe quedar en alto.

- Eso suena a compromiso.

- Cásate conmigo - soltó.

- Ay si y fingir un felices por siempre.

- ¿No te gusto? ¿Crees que no podría hacerte feliz?

Me quedé a la espera de algún gesto o una risa que me hiciera sentir que no estaba hablando de verdad, pero los segundos pasaban y seguía tal cual.

- Creo que me conformo con que me enseñes a comportarme como un niño de clase - respondí.

- Bien, pero no me has respondido la pregunta.

- No hay respuesta.

- ¿No?

- No, pero si dudas Christopher.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora