- ¿Me estás hablando en serio?
- Estamos hablando seriamente, una broma no viene al caso - respondió.
- Algo quieres - miré fijo.
- ¿Qué? - preguntó en una risa.
- ¿Por qué te ríes? ¡Ya! - empujé.
- Si no me río te quejas, si lo hago también. Cómo complacer al chiquito, a ver, dime.
- ¿Qué te traes? Este no eres tú, ya hasta extraño me haces sentir Christopher.
- No te había visto llorar.
- ¿Y eso qué?
- No me gusta que las personas cercanas a mi lloren y últimamente has estado muy desanimado, supuse que algo tenías.
- Solo es eso, extraño a mi familia - repetí.
- No seguiré siendo tu sugar daddy.
- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunté alarmado.
- No estás bien, una mala persona no soy y prefiero que te recuperes de como estás a cargar con algo en mi conciencia.
- Tampoco exageres, puedo aguantar.
- No, de verdad prefiero que no Erick.
Desesperé en mi interior, si no tenía el apoyo de Christopher lo más cercano era la soledad, no tenía nada.
- Ya no te pediré cosas, haré lo que quieras. Christopher, no tengo a dónde ir - recordé.
- No te estoy corriendo, puedes quedarte.
- Qué quieres.
- Qué estés tranquilo, ya te dije, no seré tu sugar daddy y eso supongo que es un gran alivio para ti - contestó.
- Gracias.
El tocar de la puerta nos vió interrumpidos, comí un poco de aquella sopa que habían preparado para mí, Christopher no se movió hasta asegurarse de que había comido todo.
- Mañana en la noche me voy a New York. ¿Vas a estar bien?
- ¿Irás a ver a tus padres?
- Sí, no he ido desde hace un buen tiempo.
- Claro, supongo que quieren verte.
- ¿Vienes?
- ¿Yo? No, es algo familiar que no quiero arruinar, estaré bien.
- Mis padres saben de ti - añadió.
- ¿Saben de mi? ¿Les contaste sobre lo que hacemos?
- Olvídalo, me matan. Soy un hombre de negocios y eso arruinaría mi reputación.
- ¿Entonces?
- Las personas con las que trabajo son peor que las vecinas chismosas de los barrios bajos...
- Qué dices - reí.
- ¡Es la verdad! Bueno en fin, últimamente hemos ido juntos a todas partes y a oídos de mi papá llegó el nombre de mi "novio" - dijo entre comillas.
- ¿Mi nombre habrá sido agradable para ellos?
- Esperemos, son algo...cómo decirlo, típicas personas adineradas.
- ¿Y como son? Yo no vengo de tu mundo.
- Muy correctos, observadores, sobre todo sofisticados, le gusta hablar de todo lo referente al dinero.
- Sabes que yo no sé nada de eso, quedaré en vergüenza y de paso tú también.
- Tenemos un día para practicar, anímate - intentó convencer.
- ¿Me vas a sofisticar?
- El señor de Vélez debe quedar en alto.
- Eso suena a compromiso.
- Cásate conmigo - soltó.
- Ay si y fingir un felices por siempre.
- ¿No te gusto? ¿Crees que no podría hacerte feliz?
Me quedé a la espera de algún gesto o una risa que me hiciera sentir que no estaba hablando de verdad, pero los segundos pasaban y seguía tal cual.
- Creo que me conformo con que me enseñes a comportarme como un niño de clase - respondí.
- Bien, pero no me has respondido la pregunta.
- No hay respuesta.
- ¿No?
- No, pero si dudas Christopher.
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Mi Gran Solución - Chriserick
FanfictionSí el dinero no compra la felicidad. ¿Por qué disfrutamos tanto con él?