- Ya sabes que hacer, aquí cada uno compra su suerte - advirtió con una navaja.
- Haré lo posible - respondí.
- Colón.
Me puse de pie para salir de mi celda, el llamado de las máximas autoridades dentro de la cárcel era lo que esperaba con mayor ansia.
- Mi niño - abrazó mi madre.
- No sabes lo ansioso que estaba de verte, gracias por venir.
- Tienes otro golpe.
- No es nada mamá, no te preocupes - respondí.
- Soy tu mamá, me voy a preocupar hasta del más mínimo rasguño, tú no deberías estar aquí.
- Los días se me hacen eternos aquí, los extraño - dije tomando su mano.
- Thiago ha preguntado mucho por ti.
- No le contaron ¿verdad?
- El piensa que estás en un viaje de trabajo con...
- Christopher - completé.
- ¿Ha venido?
- No tendría porqué, no somos nada.
- Lo estás justificando.
- No se trata de eso, pero no sé si me haría bien verlo, también lo extraño y estoy intentando dejarlo atrás - contesté.
- Mira, toma - entregó.
- ¿Y esto?
- Míralo.
Abrí aquel papel, un dibujo de Thiago bastó para ponerme a llorar, mis actos también llegaron a afectarlo y me arrepentía cada día de mi vida.
- Lo extraño mucho - dije entre llanto.
- Él también, tuve que decirle que te mandaría una carta para cubrir esto.
- Dale muchos besos de mi parte, no lo dejen solo - pedí.
- Eres como su otro papá, a pesar de todo siempre te has preocupado por él.
- ¡Es mi chiquitito! - exclamé en llanto.
- Tienes que poder por él, sé su ejemplo, tu puedes hijo. Esto es solo una pausa en tu vida, afuera te vamos a estar esperando con los brazos abiertos - dijo sincera.
- ¿Eso incluye a Yanelis?
- Dale tiempo, para ella también ha sido un golpe muy duro aunque se quiera hacer la fuerte.
Mi hermana a pesar de mi arrepentimiento aún no lograba perdonarme, cada día la esperaba para pedirle perdón por el daño que le hice y por no escucharla cuando debí hacerlo.
- ¿Están bien? La verdad mamá - pedí.
- Contigo aquí claramente no. Yanelis por suerte aún tiene su trabajo aunque con la muerte de tu papá nos quedan algunas cosas que debemos pagar - contó.
Bajé la mirada descartando la posibilidad de pedirle dinero, para mí mala suerte hasta dentro de la cárcel me perseguía esa maldita necesidad.
- Tú te quedaste con mi celular mamá, puedes venderlo. Pídele a mi hermana que borre todo lo que tiene, es un buen modelo y algo le podrán sacar, no tiene mucho uso.
- ¿Recuerdas ese día cuando estábamos en el hospital?
- Cómo si fuera ayer.
- Tu anillo se te cayó y lo recogí para dártelo después, con todo esto no pude entregártelo.
Para mí ese anillo estaba totalmente perdido, con la angustia de ese día no me di cuenta hasta después que ya no lo traía puesto.
- Puedes venderlo también, ve a una cada de empeño o lo que sea - dije.
- No lo haré.
- Si quiero avanzar tengo que soltar esas cosas, ese dinero les va a servir más a ustedes que a mi y yo me quedo más tranquilo - respondí.
- ¿Estás seguro?
- Segurísimo. Solo te voy a pedir una cosa mamá.
- Lo que quieras.
- Saca un poco de dinero y llévale flores a mi papá, es lo único que te pido.
- Lo haré, de tu parte.
Traté de no llorar ya que no quería que mi madre se vaya con un peso extra.
- Cuida mucho a mi hermana, dile que es una gran mamá y que ojalá pueda perdonarme algún día, cuida a mi sobrino, cuídate tú mamá, por favor - rogué.
- Tranquilo, estaremos bien.
- Colón, se acabó la visita.
Me despedí como nunca de mi madre, aquí no sabías si al otro día ibas a estar vivo o ibas a despertar como de costumbre.
Me direccionaron nuevamente a mi celda, a mi pequeño infierno.
- El dinero, en dónde está.
- No pude conseguirlo.
- ¿Cómo que no? - preguntó con enojo.
- Mi familia no tiene dinero, no puedo conseguirte nada y mucho menos la cantidad que me pides - respondí.
- Pues hasta aquí llegaste entonces - dijo sacando su navaja.
Bajé la mirada hasta esta, lo miré completamente asustado pero firme en mi postura.
Aquí el menos es más no funcionaba, el esfuérzate para conseguir tus cosas mucho menos, aquí todo era algo por algo y yo no tenía nada para asegurarme.
- Si me vas a matar hazlo ya.
- ¿Me estás desafiando pequeña mierda?
- No, solo que ya no tengo nada que perder, me harías un favor - dije.
Dejé caer un par de lágrimas, apenas se acercó cerré mis ojos pidiéndole a Dios que mi camino sea con él, que sea cual sea mi destino tenga su protección.
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Mi Gran Solución - Chriserick
FanfictionSí el dinero no compra la felicidad. ¿Por qué disfrutamos tanto con él?