Capítulo 7

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- ¿En dónde estabas? - pregunté de inmediato.

- Fui por esto, es para los dos - comentó.

- Quiero ver.

- Llegando a casa.

Me ayudó con las bolsas de las tantas cosas que había comprado, por un momento me sentí culpable por gastar tanto, pero a la vez muy satisfecho.

Hice una mueca al recordar a Thiago, ahora que no lo vería posiblemente lo iba a extrañar mucho.

- ¿Te faltó algo?

- No.

- ¿Y esa cara?

- No me despedí de mi sobrino - respondí.

- Tampoco es como que no lo vayas a ver más.

- No me llevo bien con mi hermana, ese es el problema y con esto de seguro no va a dejar que me acerque.

- Dale tiempo, tampoco estás haciendo nada malo, quieres un mejor futuro y cada quien que lo busque a su modo.

Sentí su mano en mi muslo mientras seguía conduciendo, ya no era novedoso que lo haga, era bastante atrevido en sus actos.

- ¿Es aquí?

- Sí, supongo que quieres conocer la casa.

- Eso es obvio - respondí sonriendo.

Estaba alucinando ante esa gran casa, el césped parecía adornar perfectamente el lugar y los detalles de cada cosa eran únicos.

Me bajé admirando todo a mi alrededor, creo que mi impresión era evidente.

- Ven - pidió extendiendo su mano.

La tomé sin problema dejándome guiar por él, me sentía como en un sueño.

Me mostró cada parte de esta, realmente todo lo encontraba aquí y eso me entusiasmaba en gran cantidad.

- Creo que pasaré mucho tiempo aquí - comenté mirando la piscina.

- Puedes hacer y deshacer a tu gusto.

- Está increíble, me gusta.

- Vas a dormir conmigo.

- ¿Contigo?

- ¿Algún problema?

- No, ninguno - sonreí fingido.

- Así me gusta, finalmente quién paga decide.

- ¿Puedo ver al menos cómo es? Si no me gusta ve pensando en que cambiaré varias cosas.

- Tampoco abuses, es mi espacio.

- ¿Tuyo? Nuestro, vete acostumbrando Christopher - aconsejé.

- Tienes tu carácter, tu firmeza, eso es bueno.

- ¿Me vas a enseñar que compraste?

- ¿Ahora?

- Para que esperar.

Las ansias me estaban haciendo acelerar todo, quería comenzar a disfrutar ya de todo lo que Christopher me podía brindar, esto era solo un acuerdo económico y debía aprovecharlo.

- Ábrelo - entregó.

- No pesa mucho - comenté.

Metí la mano sintiendo una textura conocida. Saqué una sudadera en color rosa pastel junto a unas medias y unos ligueros, muy parecidos a los que usan las mujeres en situaciones llevadas al erotismo.

- Para recibir, hay que dar.

- ¿Quieres que me ponga estas cosas? Christopher, soy hombre esto es de mujer - comenté.

- De hecho no, son de hombres.

- No pensé que tenías estos gustos.

- Soy un Sugar Daddy, el placer también me entra por la mirada y esto...me excita.

Miré todo de nuevo, no quería utilizar algo que me hiciera ver cómo una pequeña especie de prostituto sumiso.

- ¿Me puedo dar un baño?

- Claro. Quiero que te bañes, te pongas todo esto y me esperes sentado en la cama, tienes cuarenta y cinco minutos.

Asentí sin decir nada. Me guió hasta la que era su habitación, una muy hermosa pero que poco pude apreciar, estaba con los nervios al máximo.

- Esto es vergonzoso Christopher - comenté.

- Se te pasará con el tiempo. ¡Ah! Y no me digas Christopher.

- Así te llamas.

- Cuando estemos intimando para ti...soy tu Daddy.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora