Capítulo 11

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- ¿Pensaste a dónde quieres ir?

- No me llamaste en todo el día, íbamos a comer juntos - respondí sin despegar la mirada de la laptop.

- Tuve un día bastante movido, inversionistas nuevos, un caos.

- No te estaba preguntando de todos modos.

Sí bien aquí el que tenía que obedecer y atenerse a las reglas era yo, no me gustaba que jueguen conmigo.

- Estás molesto.

- Estoy ocupado que es distinto.

- ¿Ya cenaste?

No di ninguna respuesta, ningún gesto, solo escuché sus pasos alejarse de la cocina.

Me levanté por un vaso de agua, tampoco me parecía una muy buena idea las reglas de cuidar cada cosa que consumía.

- No, qué haces Christopher - dije sin ánimo.

- Quiero jugar un ratito.

- ¿Acaso jugaremos a la gallinita ciega?

Aquel pedazo de tela no me dejaba ver, su textura era extraña pero no incómoda.

Quitó mi ropa de manera lenta, cosa incómoda ya que me daba más vergüenza, aún no me acostumbraba a mostrarle mi cuerpo así como así.

- Sostente bien.

- ¡Qué haces!

- Apóyate apóyate - pidió pegando mi cuerpo a la pared.

Mis piernas estaban sobre sus hombros, tenía formas bastante particulares de querer sentir placer.

- Puede venir tu empleada, bájame que siento tu respiración ahí - comenté.

- ¿No te gusta el sexo oral?

- Mi cabeza está casi tocando el techo, eso no es...tan...

Cerré mis ojos sintiendo como su boca y su lengua hacían de las suyas con mi miembro, su fuerza era suficiente como para sostenerme.

Mordía mi mano sin una fuerza excesiva, debía admitir que Christopher tenía un manejo espectacular en esto.

- Eso bebé, déjate llevar.

- ¿Puedo quitarme esto?

- No.

Me bajó de un momento a otro, mi grito se escuchó en toda la cocina por el temor a caer.

- ¿C-Christ...? No no, Daddy - mencioné recordando el acuerdo.

- Muy bien, excelente.

- ...fresa - dije saboreando.

- ¿Vas a seguir molesto? - preguntó.

- Sí...no - me retracté.

No me quedó de otra que hacerlo, al parecer aquel ruido fue de un cinturonazo sobre el mesón.

- Mañana...

- ¿Mmm...mañana?

- Oh bebé.

Busqué sus hombros con mis manos, quería tener un soporte que no sea el mesón en dónde estaba mi cuerpo.

- Sigue - pedí ya abrazado a él.

- Con gusto.

- Uuuh...

- Mañana irás conmigo...a una cena. ¿Serás un buen chico?

- No lo sé.

- ¿Ah no?

- A-A-A...¡Sigue!

Solo me sentía complacido por su sexo, estaba de a poco comenzando a disfrutar lo que para mí eran cosas completamente desconocidas.

- Pídeme lo que quieras.

Solo gemía cerca a su oído, las palabras no me salían de una manera coordinada.

Quité la tela de mis ojos que debido a la situación se sentían húmedos, vi como estaba un poco sudado, cosa que me excitó aún más, no me explicaba porque buscaba compañía, era un chico bastante bello.

- Creo que estás de buenas - dije intentando vestirme.

- Mañana nos despertaremos temprano.

- Eso será un reto para mi.

- Evita que ocupe otros métodos para despertarte.

- Christopher. No, ya terminamos el momento sexual, no abuses - advertí tomando su mano.

- Qué.

- ¿Por cuánto tiempo serás mi Sugar Daddy?

- ¿Ya no resistes?

- No es eso, solo que esto no es para siempre ¿verdad?

- ¿De verdad quieres que te responda?

- Sí.

Acercó sus labios a los míos dejando un beso bastante corto y preciso, sin ninguna emoción.

- Hasta que me aburra de ti, me gusta variar y la rutina como verás me aburre. Sube, me quiero bañar contigo.

Asentí sin expresión en el rostro, no podía arriesgarme a quedarme sin estos lujos, tenía que buscar la manera de sacarle provecho a todo y asegurarme económicamente al costó que sea.

Mi Gran Solución - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora