Capítulo 8: Magia De Luz

1.6K 136 34
                                    

Todos ahogaron un grito luego de que se proceso la noticia. Regina cruzó los brazos sobre su pecho esperando pacientemente a que alguien se dignara a reaccionar.

—Imposible— murmuró la mujer, que se supone, poseía magia poderosa, magia de luz—. Yo misma me he encargado de que el hechizo sea indestructible. Sus palabras no tienen fundamento.

—Ningún hechizo es indestructible, hada estúpida— siseó con todo el enojo que fue capaz de reunir, intentando mantenerse en calma. Aquello no era asunto suyo, por supuesto, pero no quería tener que lidiar con un montón de villanos sueltos—. Ahora, si no me cree, vaya y compruebe por usted misma.

—¿Quién se cree que es usted para hablarle de esa forma a mi madre? —intervino Jane, siendo tan osada que impresionó a todos en la sala.

—¡Yo soy...!

—¡Basta!— le gritó David, antes de que todo aquello se saliera de control.

—¡Si no me creen es su problema! — gritó de vuelta. El hormigueo en las palmas de su mano solo significaba que su ira estaba dominando a su cuerpo.

—Detenla, Ben. Es peligrosa— murmuró Adam en su oído. Ben no estaba muy seguro de hacerlo, pero aún así decidió obedecer a su padre.

—Guardias, escolten a la reina y lleven la a una habitación del palacio. Es solo en medida preventiva, reina Regina.

Dos guardias se acercaron a Regina, ella retrocedió antes de que alguno le pusiera las manos encima.

—¿Es una broma, cierto?— preguntó. El rey negó y entonces la mujer miró a Emma. Ella parecía estar a punto de intervenir, lo sabía por la manera en la que apretaba los puños en sus costados —. No, Swan. Yo puedo sola— le dijo—. ¿Sabe una cosa, rey Ben? Es un completo y total inepto si deja las cosas de la barrera como están. Está exponiendo a su pueblo a un riesgo innecesario por hacerle caso a esa mujer. Pero bueno, yo no soy la que lamentará cuando no quede nada de mi reino.

–¡¿Cómo te atreves a insultarlo de esa manera?! — gritó Mal. 

—Porque se me da la gana— respondió mirando sus uñas.

—¡Arresten a esa mujer ya!

Dos hombres la sujetaron de cada brazo. Error. Ambos guardias salieron volando apenas ella alzó un dedo.

—¡Nadie toca a la Reina Malvada sin su permiso y sale ileso!

David, Nieves, Emma y Killian se apresuraron a llegar a su lado. Ahora todo el reino estaba en su contra, y no iban a dejarla sola. Era parte de su familia ahora. Más guardias rodearon a los provenientes del Bosque Encantado. Regina y Emma se colocaron espalda contra espalda cada una encendiendo bolas de fuego en sus manos, y David, Garfio y Nieves terminaron de hacer una especie de círculo en donde tenían una perfecta visión de 360 grados del lugar.

—Sabía que no podía mantenerte fuera de problemas por mucho tiempo— masculló el rey, alzando los puños al no tener su espada.

—¡No es necesario que hagan esto!— gritó Nieves tratando de hacer entrar en razón a todos—. Solo déjenos ir. No causaremos más problemas...

Justo en ese momento una violenta sacudida hizo que todos perdieran el equilibro y se tambalearan haciendo que algunos cayeran al suelo. Todos dirigieron la atención hacia los enormes ventanales de la sala, donde se podía apreciar la Isla de los perdidos.

—Están intentando derribar la barrera. Desde adentro.

—Se los dije— Regina apagó las dos bolas de fuego en sus manos.

Perdidos en Auradon [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora