Capítulo 12: Mamá

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Regina extendió sus brazos y Evie la abrazó sin perder tiempo, feliz y también un poco nerviosa al estar consiente de que sus amigos estaban ahí. Mal, Jay y Carlos abrieron la boca al ver la escena tan poco usual en su amiga de cabellos azules. Evie se giró hacia ellos.

—A Mal y Carlos ya los conocías— le dijo a Regina—. Pero él es Jay, hijo de Jafar y uno de mis mejores amigos.

—Mucho gusto, Jay— Regina estiró su mano y Jay la tomó luego de unos segundos de duda.

—Igualmente.

Jay sonrió forzoso al percatarse de que Evie parecía querer asesinarlo si no se mostraba amable ante la extraña mujer que parecía querer agradarles a todos. Mal se cruzó de brazos mientras que Carlos también la saludaba. Cuando quedó claro que la hija de Maléfica no iba a saludarla, Regina volvió su atención a la chica que ya consideraba parte de su vida.

—¿Amaneciste bien?— preguntó Regina, como lo haría cualquier madre.

—Muy bien. ¿Y...?

—¿Nos perdemos de algo, Evie? — interrumpió Mal.

Mientras la mirada de las dos chicas se cruzaba, la Reina Malvada pudo sentir la tensión en el ambiente, tan espesa que podría cortarse con un cuchillo. Permaneció de pie, sin inmutarse, pues dejaría que Evie fuera la que hablara. Ella no la presionará nunca a contarles sobre su vínculo. Si la chica no quería, entendía perfectamente los motivos que la llevaban a querer ocultarla de sus seres más apegados. Lo único que podía hacer, era apoyarla. Dijera lo que dijera.

—Es complicado, M...

—Esta mujer es una completa y total desconocida— la señaló.

"Cuenta hasta diez" meditó la mujer adulta. Por algún motivo no le agradaba a Mal, pero era mutuo. Regina tampoco tenía la intención de caerle bien a la hija de Maléfica.

—Nos acaban de salvar evitando que la barrera cayera— la defendió—. Además ella me agrada, no tiene por qué molestarte.

—¿Te estás escuchando? Sí, nos salvó, y es claro que se agradece su intervención, pero no quita el hecho de que sea una desconocida— Carlos y Jay concordaban con la pelimorada, pero guardaron silencio—. Ella podría intentar hacerte daño, no sabes ni siquiera cuales son sus intenciones. No-la-conoces.

¡Es mi madre!

Mal se calló al escuchar eso. ¿Su... madre? Abrió la boca pero volvió a cerrarla no encontrando palabras que decir. Quiso gritarle que estaba loca, que aquella mujer no era su madre porque su madre real estaba encerrada en la isla, pero no dijo nada. Sus ojos verdes notaron cómo la mujer había enlazado sus brazos, seguido de besar su sien con afecto, y de alguna manera implícita, dando a entender que estaba con Evie.

—Que buena broma, Evie— rió Carlos.

—No es una broma. Ella es la Reina Malvada en su mundo, y por consiguiente, mi madre.

Regina se sintió verdaderamente conmovida de que Evie la defendiera de esa manera, con todo en contra, ella había dicho que era su madre. Y por eso decidió intervenir.

—No soy malvada, ni mucho menos. Mi única intención al acercarme a Evie es para que ella sepa lo que es el amor de una madre— habló Regina, siendo honesta y clara—. No busco dañarla, jamás lo haría. Sé lo que es que tu madre o padre te necesiten solo para cumplir planes que ni siquiera son tuyos. Los entiendo. Pero no permitiré que me juzguen sin conocerme.

—¿Usted es... La Reina Malvada? — asimiló el hijo de Cruella, acercándose unos pasos para observar mejor a la mujer. Regina asintió—. ¿También hechizó a Blancanieves?

Perdidos en Auradon [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora