Capítulo 10: "Tenemos que hablar"

1.4K 117 22
                                    

Un nuevo día comenzaba en Auradon, el sol estaba a punto de salir. La quietud del enorme castillo no era anormal para los habitantes que ya conocían la rutina. Sin embargo, para Emma y Killian, el sueño y las ganas de dormir se habían ido hace mucho tiempo. Ya estaban incluso vestidos con ropa que les habían llevado ya que no traían nada más que aquella ropa sucia de batalla.

—Te ves bien— halagó la salvadora, acercándose al hombre que no dejaba de verse en el espejo.

—Me veo ridículo. Quiero mi ropa de pirata— se quejó, tocando con los dedos la tela lisa y blanca de la camisa manga larga que se había puesto—. Algo oscuro, por lo menos. Esto es... ¿Y por qué tu no te pusiste el vestido que te dieron?— Emma se encogió de hombros, mirando aquel pantalón ajustado al igual que la camisa básica sobre la que llevaba su típica chaqueta roja.

—¿Cuándo me has visto usar un vestido fuera de bailes y cosas importantes? Se le llama comodidad antes que elegancia.

Antes de que Garfio pudiera replicar fueron interrumpidos por la silueta de Regina apareciendo justo en medio de la habitación. Vestida como sólo ella. El morado y negro predominando en su vestimenta. Elegante, discreto, pero al mismo tiempo arrebatador. Un ligero maquillaje sobre su rostro y su cabello en un cayendo sobre sus hombros en un peinado simple.

—Gracias a Merlín están decentes— miró de arriba a abajo a la pareja y tronó los dedos, cambiando la ropa del hombre en segundos—. El blanco no va contigo, pirata.

—Nunca creí que diría esto, pero... Gracias— dijo contento, mirando a Emma mientras tocaba el cuero negro de la chaqueta y los pantalones—. ¿Lo ves, amor? Ahora sí me siento como yo.

Emma rodó los ojos sonriente.

—¿Qué haces aquí... Y sin avisar? — retó a la mujer que se había distraído mirando el amanecer por la ventana.

—Me aburrí. No pude dormir. ¿Ustedes sí?

—No. Este lugar es...

—Demasiado tranquilo y pacífico.

—Exacto.

La puerta de la habitación fue tocada, Emma dio el acceso y por ella entraron Nieves, David y el pequeño Neal.

—¿Ustedes tampoco podían dormir? — adivinó la Reina Malvada, negando sin borrar la sonrisa.

—Definitivamente no.

—Ni siquiera Neal quiso dormir— dijo David, con cara de extrañeza mirando a su hija.

Emma fue y tomó en brazos al bebé luego de saludar rápidamente a sus padres. Killian se acercó a ver al niño con sus enormes ojos cafés fijados en su garfio.

Nieves, aprovechando la atención que estaba puesta sobre el bebé, se acercó a Regina.

—¿No sabes cómo están las cosas en casa? No he dejado de preocuparme por lo que estará haciendo el Hada Negra— dejó saber en voz baja, solo para que ella escuchara.

—No debes preocuparte. Probablemente se haya ido luego de lanzarnos el hechizo.

—¿Es bueno dejar creer a todos que estamos muertos?

—No, no lo es. Pero no podemos irnos aún. Mira, investigaré cómo salir de aquí y más tardar en la noche te digo que encontré, ¿de acuerdo?

—Sí, está bien.

Emma miró de reojo a las dos mujeres pero antes de que pudiera intervenir en su plática Neal jaló su cabello y desvió su atención a su pequeño hermano.

Perdidos en Auradon [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora