Capitulo LIX Cuando hacemos reencuentro de sensaciones...

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- Monamour, crees que podría pasar un momento a tu habitación?- con esas palabras se paralizo el ataque de risas que traía con JOEL desde que salimos del ascensor, era el momento de aclarar las cosas, aunque mi rostro parecía haber adelantado algo, ya que al mirarme de frente, tras decir la oración su semblante cambio.

- JOEL... creo que es momento de aclarar...

- MELINA... no, ya entiendo...- balbuceo.

- Déjame explicarte JOEL, te lo debo...

- Lo amas a él, y creo que eso no requiere de mucha explicación, solo que la estamos pasando tan bien que, creí por un momento que era a mí a quien amabas...

- Y es así, te amo y te voy a amar siempre, pero es un amor diferente.

- Creo que prefiero no escuchar en que se te convirtió el amor... porque no quiero saber que este amor que dices sentir es un amor plano, seguro, cotidiano...- suspiro ruidosamente- quisiera aprovecharme de la situación y hacer que la balanza se incline hacia mi... de hecho es lo que hice o busque hacer al venirme para acá- yo negué con la cabeza- pero... era por hacerme de la vista gorda ante lo que era inminente, que eres de él, eso lo advertí cuando al salir del secuestro te devolviste a abrazarlo y ese jodido nudo que en mi garganta se hizo difícil de tragar, al ver qué te alejabas aun hoy me acompaña... y me jode ver que te perdí.

Me he equivocado muchas veces Monamour, y perdí mi oportunidad de ser a quien elijas, y aunque una parte de mí me dice que te debo dejar ir, otra muy egoísta me incita a buscar la manera de retenerte, de enamorarte, de que me necesites tanto como siento que te necesito a ti, porque es así- tomo mis manos llevándoselas a sus labios depositando cortos besos allí- hay un limbo en mi futuro cuando pienso que ya no vas a estar allí.

- Me duele escucharte, me duele porque eres parte de mí, pero estando contigo te haría más daño, estos días en soledad me han servido para reconciliarme conmigo, para disfrutarme, t-o-l-e-r-a-r-m-e... porque con esta indecisión ni yo misma me aguantaba. No soy una niña JOEL, soy una mujer que debe tomar decisiones para avanzar, recoger mis trozos rotos y rearmarme como dice DIANA, o vivir feliz con mis piezas sueltas...

- Perdóname...- dijo con los ojos cristalizados.

- Solo si tú me perdonas a mi...- una sonrisa melancólica se dibujó en mi rostro y lo abrace- el sonido de mi teléfono nos hizo separar.

- ¿Es el?- preguntó y yo asentí, no podía negarlo y menos cuando la pantalla de mi teléfono mostraba su cara al recibir la llamada- respóndele Monamour y que pases buena noche.- beso mi frente y se fue, mientras lo veía alejarse cabizbajo.

- Hola- susurre.

- ¿Te desperté?

- No- dije abriendo la puerta de la habitación y cerrándola tras de mi mientras quedaba recostada a ella- estoy llegando a la habitación- tenía esa mezcla de sensaciones, por una parte me dolía JOEL, y me sentía culpable por estar feliz de escuchar a SEGAN, y con él por estar aquí con JOEL, aunque no había hecho nada malo, y aun si lo hiciera sigue siendo mi marido, pero que manía de una sentirse mal en las circunstancias que lo enfrentan a uno a sopesar lo bueno, lo malo, lo correcto, lo incorrecto...

- Si estas cansada podemos hablar luego MEL.

- No, no... quería escucharte... te he extrañado, sobre todo hoy... he conocido a DIANA.

- Wow... que bien, y ¿cómo te fue...?- carraspeo su garganta- perdón... me desvié, usted Señora ROMAN ¿me está diciendo que me extraña mucho?, ¿acaso eso es una invitación?, si es así deje que aliste todo y mañana me tiene allí, yo no tengo problemas, la verdad estoy ligero de trabajo ya que para no pensar tanto en usted me he atiborrado de trabajo estos días... No sabes cuánto he adelantado...

Secuestrado DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora