Arribo

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En las proximidades de La Tierra.

13 de febrero de 2026.

11 días Antes del Evento.

Año del Evento.

El hemisferio lunar que no es observable desde La Tierra, presenta mucho más accidentes geográficos que el visible.

En realidad, toda la superficie lunar es muy distinta a la vemos en el planeta Tierra, de hecho, los únicos procesos a gran escala que afectan a la superficie de nuestro satélite son la actividad volcánica y los cráteres por impacto.

Aunque la visibilidad de una sola cara parece un fenómeno particular, no lo es tanto. Sucede cuando el tiempo de rotación del satélite sobre sí mismo es igual a su movimiento de traslación alrededor del cuerpo celeste al que orbita. Es una causa gravitatoria que no es una excepción a la regla.

Los astronautas terrestres que orbitaron la Luna saben que cuando están pasando por la cara oculta, se sumergen en una zona de silencio electromagnético que suele durar una hora. Una hora en la que están completamente solos, aislados, alejados de cualquier emisión de La Tierra.

Solo un 46% de la superficie lunar es totalmente invisible para el planeta Tierra.

Ahora, una pequeña porción de esa zona, había sido poblado por una colonia de naves extraterrestres.

Habían desplegado un domo, replicando una estructura de panal, que se extendía por varios cientos de kilómetros cuadrados.

Una cantidad ingente de pequeñas naves se movían entre las construcciones. El parecido con las tareas en los alrededores de un hormiguero era obvia.

Sin solución de continuidad, 3 naves de tamaño mediano se alejaron de la superficie lunar.

En tres horas habían recorrido la mitad de la distancia que separaba a La Tierra de su satélite.

Una hora antes de arribar a su destino, casi a 6.000 km de altitud, cada una de las naves rompió la formación triangular que las había llevado hasta la órbita exterior, para terminar formando un tren luminoso que trazaba una curiosa trayectoria bordeando las zonas de mayor radiación del cinturón de Van Allen y penetrando a la atmósfera interior por una vertical al polo norte.

Las naves fueron ubicándose en distintas posiciones geoestacionarias.

Casi a 500 kilómetros de distancia de la superficie terráquea.

Cada una sobre una determinada capital de La Tierra.

Una nave sobre Madrid.

Otra sobre Londres.

Y la última sobre Beijing.

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