¡Están aquí!

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Málaga, España.

15 de febrero de 2026.

9 días Antes del Evento.

Año del Evento.

Emma entró corriendo en la habitación esperando no encontrarse con Franco, quería tranquilizarse antes de verlo, pero, no solo estaba allí, sino que escribía tranquilamente en un cuaderno sobre el escritorio. Como si nada estuviera pasando.

—¿Qué es lo que pasa contigo, tío? No has respondido a ninguno de mis mensajes¿Te has enterado? ¿Has visto el telediario? —dijo a borbotones.

—Si, claro —dijo Franco con calma, mientras repasaba sus notas.

—¿Y estás tan tranquilo? ¡Enciende la televisión ya mismo! —le pidió con tono urgente.

—No. No estoy tranquilo. Y apagué la televisión para concentrarme en esto —dijo levantando la vista para sonreírle— Preparé café. Sírvete si quieres y acercate que te cuento.

—No. Paso del café. ¡Cuéntame! Tengo los nervios de punta. ¡Están aquí! —dijo abriendo los ojos todo lo que pudo, mientras miraba a Franco.

—Bien, sientante entonces. ¿Qué sabemos hasta ahora? —le preguntó Franco.

—Lo que vi en la televisión. Los satélites, telescopios privados, astrónomos independientes, todos están captando lo mismo: naves no identificadas que al parecer partieron de la cara oculta de la luna y ahora orbitan la tierra. Hasta ahora son tres.

—No. Eso es lo que sabe hoy cualquiera que haya seguido los telediarios —dijo Franco subrayando varias veces un renglón en su cuaderno— Yo te pregunto ¿qué es lo que sabemos nosotros, que no todo el mundo sabe?— dijo levantando la vista de sus notas para clavarle sus ojos.

—¡Ah! —Emma abrió los suyos otra vez de forma exagerada.

—¡Exacto! —dijo Franco apuntándole con el dedo y luego, señalando al ordenador portátil, agregó— Sabemos que: lo que está allí no es una broma, no es un experimento ni quieren saber cómo resolveremos el dilema. Lo que está allí es cierto. Y lo que sabemos nosotros, que el resto del mundo no sabe, es que esas naves que partieron de la Luna y ahora están orbitando la Tierra son las mismas que volaron en pedazos a la Zheng He.

Emma inspiró de forma más lenta y profunda de lo normal. Se apoyó en el respaldo de la silla y luego de suspirar se puso de pie.

—Vale, vale. Me voy a tomar ese café. Tienes razón. Con calma.

Volvió con su taza humeante y mientras revolvía con una cucharilla dijo:

—A ver. Sabemos que volaron a la Zheng He en pedazos y que vienen en busca de la inteligencia artificial al mando, según sus propias palabras.

—Bien, he anotado algunas cosas al respecto. Déjame buscar —dijo Franco mientras recorría sus escritos— Aquí. Una posibilidad: son robots o algún tipo de inteligencia artificial que no comprenden la existencia de otro tipo de inteligencia.

—Eso me parece difícil de creer. Quiero decir, habrán sido construidos por alguna inteligencia natural —argumentó Emma.

—Sí, pero quizás fue hace tanto tiempo que lo han olvidado o tal vez hayan destruido a sus creadores. Como en las películas —terció Franco.

Emma lo miró torciendo el gesto y enunció.

—No, no me gusta. Eso no es compatible con desconocer a los creadores. A no ser que hayan olvidado que los eliminaron o se extinguieron. Arriesgamos la hipótesis de que, por algún motivo desconocido, han perdido contacto con sus creadores o ellos hayan desaparecido sin aclararles el porqué los crearon. Quizás no sean infinitas, pero podemos perdernos enumerando posibilidades en este punto. Aparquemos esto y sigamos adelante.

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