Doris, siempre Doris

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La Comunidad, Planeta Tierra.

Año 15 D.E.

La llegada del padre Ángel había sido providencial. Sus libros dieron un impulso invaluable a toda la estructura de la incipiente civilización que estaban construyendo.

Emma pasó largas sesiones hablando con él y de inmediato se hizo evidente que las miserias que vivió y la soledad que soportó hasta encontrarla, habían dañado su mente. Había perdido toda coherencia.

"Está totalmente loco", sentenció Emma.

Pero Doris había confiado en él. Doris le había enseñado sus últimos descubrimientos con la intención de que los resguardara y se los comunicara.

Y, loco o no, aquí estaba para pasar el mensaje. Así que, antes de analizar el mensaje que Doris le había legado, debía desmalezar lo importante de todas las charlas que había mantenido con el padre Ángel.

Emma había confeccionado una lista con los conceptos que creía propios de Doris y los que creía desarrollados por el padre Ángel.

De cada concepto, había hecho un resumen de la charla que había mantenido con el anciano. Era un gasto de papel considerable, pero Emma confiaba en que así dilucidaría el problema que tenían entre manos.

Una de las reuniones que más la impactó fue cuando le dio el ejemplo de autoregulación.

—¿Puede contarme otra vez el tema de autoregulación?

—¿El tema del lenguaje?

—No, el lenguaje es una concepto mío que Doris reformuló. Eso lo tengo claro, padre. Me gustaría que me cuente el otro concepto, el de autoregulación.

—¿El del coche?

—Sí , ese, Autoregulación —dijo Emma con la mayor paciencia que podía ensayar.

—¡Ah! Eso seguro que me lo contó Doris, a mí no se me puede haber ocurrido —acepto el padre Ángel.

—Por eso, cuéntemelo otra vez, por favor —volvía a intentarlo Emma. Había descubierto que mantener enfocado al padre Ángel era la tarea más dura a la que se enfrentaba.

—Dijo Doris que tenés que analizar el tema de la energía y la información. Una inteligencia artificial tiene que ser capaz de ser autónoma. Para ello necesita energía y gestión de la información exterior. El ejemplo del coche es el siguiente: el coche recibe energía porque cada tanto le proporcionamos combustible. Pero no es autónomo porque no procesa la información del exterior que le permita frenar o acelerar en función del entorno. Entonces, si el coche contara con dispositivos para procesar la información que le llega del exterior y reaccionar ante ella y, si además pudiera proveerse del combustible necesario para proceder en consecuencia, entonces y solo entonces, sería un ente autónomo —terminó con tono triunfal el padre, acotando como coletilla.

»Una inteligencia artificial debe ser autoregulada. Esto es de Doris. A mí ni se me hubiera ocurrido. Estoy seguro.

Aunque los conceptos que el padre Ángel le contaba eran fragmentados y, a veces, inconexos, Emma consiguió hacerse una idea consistente de cuáles fueron los originales que, con seguridad, Doris intentó transmitirle.

Los mayores problemas en las discusiones aparecían cuando el padre Ángel citaba a la biblia.

—¿Leíste la biblia? —preguntaba inocentemente una y otra vez.

—No, padre. No la leí —replicaba Emma cada vez que el padre volvía al ataque.

—Dijo Doris que la leas —decía con tono serio, a modo de reproche.

—Padre, eso no puede ser así. Eso tiene que ser una elaboración suya posterior. Usted es el que ha mezclado la biblia con las ideas de Doris. Necesito que se esfuerce en definir qué dijo Doris y qué fue lo que le agregó usted —Emma intentaba que su voz no reflejara la impotencia que sentía, aunque sabía que no siempre lo lograba.

—Si leyeras la biblia quizás no estaríamos discutiendo esto —decía el padre, ofuscado en algunas ocasiones, y con tono cansino en otras.

El padre Ángel se integró perfectamente a la comunidad. No predicaba, pero todos le llamaban "padre".

Se sentaba por las noches alrededor de algún fogón y deleitaba a todos con sus anécdotas referidas a los caminos que atravesó hasta llegar a La Comunidad.

Los que se habían beneficiado de sus libros, lo llevaban a comer a sus casas, para que viera con sus propios ojos las mejoras que pudieron implementar gracias al contenido de esos textos que él tanto cuidó.

Recorría la ciudadela con una sonrisa. Y siempre agradecía. Decía que había encontrado la paz gracias a La Comunidad.

Y La Comunidad entera se sintió muy mal cuando el padre Ángel enfermó. Ningún tratamiento lo ponía mejor.

Aunque el médico local, un enfermero en actividad que cursaba el último año de medicina durante el Año del Evento, apostó a que fue una apendicitis que había derivado en peritonitis, nada pudo hacer para mejorar su condición.

Emma pensaba en la ironía de que una operación de unos diez minutos de duración en cualquier hospital de Antes del Evento, se llevara la vida de una persona tan querida como el padre Ángel.

Antes de morir la llamó para despedirse. Agotado por los dolores, hizo una pausa antes de hablar.

—Recordé algo mas. Doris me dijo que la respuesta adecuada está en la Biblia. Me dijo que corrió varias simulaciones y que podía garantizar que el 99% de la respuesta adecuada está en el Génesis y en tu tesis. Dijo 99% adecuada.

Esa misma noche murió.

Lo enterraron con todos los honores que pudieron y, seguramente, alguien escribiría sus anécdotas. Las historias de "El Solita y su burro innombrable", tal fue el título que él eligió, para quien escribiera sus aventuras.

Emma recordó su última charla: "me dijo que corrió varias simulaciones y que podía garantizar que el 99% de la respuesta adecuada está en el Génesis y en tu tesis. Dijo 99% adecuada".

Y Emma tuvo que reconocer que eso sí que sonaba definitivamente a Doris.

Cuando volvía del cementerio a sus habitaciones Emma llamó a uno de los muchachos.

—Por favor, que alguien me traiga una Biblia.

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