➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷

Capítulo uno.

Mina chilló cuando Chaeyoung tocó uno de sus pechos.

—Por favor tía Chaeng.—pidió con un hilo de voz. Quería llorar.—Basta, por favor, esto está mal...

—Lo lamento, pero ya no... ya no puedo detenerme.

Y la besó, con necesidad... necesidad de querer sentirla suya. Mina intentó apartarse una vez más, renegando y no correspondiéndole el beso. Pero la pelicorto tenía más fuerza y la tomó de las mejillas forcejeando e intentando meter su lengua entre sus dientes para explorar cada centímetro de su sabrosa boca. Mina la empujó, esta vez con más fuerza y le dio una bofetada haciendo que la cara de Chaeyoung se volteara y cayera al piso.

Corrió pero la pelicorto la tomó por el tobillo haciendo que se tropezara y cayera junto a ella, golpeándose fuertemente el pecho. Mina jadeó en busca de aire. Chaeyoung se acercó a la pelinegra tomándola de sus muñecas, para asegurarse de que no intentara escaparse de nuevo.

No vuelvas a hacer eso o tendré que castigarte.—Hizo una pausa y luego dio una sonrisa.—Otra vez...

—¡Suéltame!

—Mmh...como me pones cuando te cabreas.—gruñó.

Mina gimió cuando Chaeyoung se colocó encima de ella, aplastando sus pechos con el duro y frío suelo.

—Eso es, justo así Mina... me encanta cuando gimes, y aún más si es mi nombre.

Mina abrió los ojos a tope, pero se sorprendió aún más cuando sintió que su pene respondía a sus palabras. Palpitaba.

—Chaeyoung...—Gimió.

Chaeyoung jadeó. Dios, como le gustaba oír su nombre desde sus labios. Era como si no tuviesen una relación de tía a sobrina, y eso la excitaba aún más. Estaba empalmada, empalmadisima y muy caliente. Su sobrina la ponía a cien.

—No, tía Chaeng, detente.—suplicó cuando sintió las manos calientes de la castaña correrle por los muslos hasta llegar a su trasero. Sentía temor, Dios. ¡Era su tía! No tendría sexo con ella...¿O sí?—Mamá Jeong y mamá Nayeon se enteraran, y luego...—cortó la frase imaginándose lo peor. ¿Qué pasaría si su mamá Jeong se llegaba a enterar que tuvo sexo con Chaeyoung? Probablemente los mataría a los dos.

—Shh, tranquila, ellos están a cientos de kilómetros, no tienes de qué preocuparte.—murmuró con la voz áspera y ronca.—Esto se queda entre nosotros dos... de tía a sobrina.