Capítulo veintisiete.

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Al llegar a la casa, Mina subió las escaleras para dejar las bolsas en su cuarto y ordenar la ropa. Chaeyoung caminó hacia la cocina, mirando a su hermana quien preparaba la cena.

—Hola Chaeyoung.—Saludó Nayeon, al mismo tiempo que le echaba sal a la carne que yacía en el sartén.—¿Cómo les fue?

—Bien, ya está todo comprado.

—Que bien.—Sonrío.—Esperamos a Jeongyeon para comer, ya debe de estar por llegar. Por mientras, ayúdame a cortar los vegetales.—Le señaló.

Chaeyoung se arremangó las mangas hasta la altura de sus codos y cogió un cuchillo para cortar el tomate sobre la tabla de madera.

—¿A dónde fue Jeongyeon?—Preguntó Chaeyoung.

—Fue a la escuela de Mina para conseguirle clases particulares.

—¿Qué?—Dijo y paró de cortar para observarla.—¿Por qué? Si ni siquiera ha entrado a la escuela aún.

—Se lo está pensando, Chaeyoung. Créeme que tampoco estoy de acuerdo con que Jeong la presione tanto con sus estudios.

—¿Entonces por qué no haces algo al respecto?

—No puedo hacer nada.—Suspiró.—Jeongyeon es su madre, y no me puedo entrometer en la relación que tiene con Mina.

—Claro que puedes. Eres su esposa, tiene que escucharte.—Dijo, buscándola con los ojos.

Nayeon esquivó su mirada, débil.

—No es tan fácil.

—Si lo es.

Se callaron cuando escucharon unas llaves entrar en la cerradura de la puerta principal, apareciendo Jeongyeon en la cocina.

—Hola Chaeyoung.—Saludó Jeongyeon mientras se aflojaba la corbata. Chaeyoung solo ladeó la cabeza, en gesto de saludo.—Hola cariño.—Se dirigió hacia Nayeon y le besó suavemente los labios.

—¿Cómo te fue en la escuela?—Dijo Nayeon. Notó a Chaeyoung tensarse.

—Bien, ya conseguí las clases particulares para Mina.—Sonrió.—Por cierto, ¿Donde esta ella?

—Está arriba en su habitación ordenando sus cosas.—Respondió Chaeyoung.

—Ya está lista la cena.—Anunció Nayeon.—Por favor Chaeyoung, llama a Mina para que baje a comer.

Chaeyoung subió las escaleras en busca de Mina y ambos bajaron a cenar. Mientras comían, Jeongyeon sacó el tema de la escuela.

—Hoy fui a tu escuela Mina.—Le dijo con naturalidad su madre.—Alégrate, porque te conseguí clases particulares.

Mina casi se ahogó con el jugo que tomaba. Chaeyoung maldijo por lo bajo, mientras que ella miró sorprendida a su madre.

—Debes estar bromeando, ¿Verdad?

—Por supuesto que no, es por tu bien.

—Pero mamá.—Se quejó.—No quiero ir, aun no terminan mis vacaciones.

Jeong la miró enfadada. Mina se hundió en la silla.

—Irás te guste o no, así para cuando entres a la escuela sabrás más que todos tus amigos.—Le dijo con brusquedad.—Tus clases comienzan a partir del lunes.

—¡Mamá!—Exclamó, su cara llena de angustia.

—Me lo agradecerás, hija, es por tu propio bien.—Trató de tomar su mano sobre la mesa, pero ella la apartó.

—No mamá, tú no tienes ni la más mínima idea de lo que es bueno para mí.

Jeongyeon iba a decir algo, pero antes de que pudiera abrir la boca, Mina se levantó de la silla y corrió escaleras arriba hacia su habitación. No quería seguir escuchándola, no mientras que cada vez que le hablaba era nada más para enfadarse con ella. Mientras hundía su rostro en el cojín, se preguntó que había hecho mal para ganarse su odio.

Chaeyoung miró a Jeong desconcertado. Su mirada se entristeció. Nayeon por otro lado permanecía en silencio mientras negaba con la cabeza. Chaeyoung corrió la silla hacia atrás, con la intención de levantarse pero Jeong se lo impidió colocando su mano en su hombro.

—Déjala, Chaeyoung. Que no te de pena.

Pero Chaeyoung no la escuchó, y zafándose con un movimiento brusco, Jeong la soltó. Ella lo miró petrificado. Chaeyoung la ignoró y se apresuró a subir las escaleras.

➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora