Capítulo treinta y nueve.

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Jeongyeon se quedó inmóvil mientras veía a Mina caminar hacia el embarque del avión. Y el mundo se le cayó abajo. ¿Qué le había dicho su hija? Por supuesto que la quería. La amaba tanto que hasta la asustaba. Siempre había planeado una vida perfecta para ella. Había conseguido inscribirla en la mejor escuela de la ciudad, y lo único que quería era que fuese una chica inteligente y que tuviera un buen futuro. Pero todo había salido mal.

Entonces reaccionó. Oh, que ciega había sido. Chaeyoung y Nayeon tuvieron la razón todo el tiempo, ella era muy dura con Mina y merecía algo mejor que una buena escuela y un buen futuro. Corrió hacia Mina y la alcanzó antes de que subiera al avión. La cogió del brazo mientras la volteaba y la alejaba de la multitud.

—No vuelvas a decirme eso.—La voz se le quebró.—Te quiero Mina. Eres mi hija y no permitiré que vuelvas a hablarme de esa forma, ¿Me entiendes? Ahora muévete, nos volvemos a casa.

Los ojos de Mina se abrieron completamente y brillaron de una manera especial que a Jeongyeon le conmovió.

—¿De verdad?

—Sí, y más te vale quererme de la misma manera en que yo te quiero, o lo lamentarás.

Jeong abrió los brazos y la abrazó. Mina le correspondió el abrazo enrollando sus brazos alrededor de su espalda. Era una sensación tan hermosa que ya había olvidado lo que significaba un abrazo de parte de su madre y se sentía fantástico. Mientras se seguían abrazando Mina sintió que al fin su madre la quería.



Chaeyoung bebió de su Monster una vez más. Otra lágrima cayó de sus ojos. Basta, llorar es para nenazas. Pero es que Mina la había hecho débil, y joder, cuanto la extrañaba. Había llorado tanto que pensaba que se iba a deshidratar. La ausencia de Mina en la casa era algo que no se podía ignorar, y la necesitaba. Demasiado.

—¿Chaeyoung?—La deliciosa melodía de una mujer llenó sus oídos. Y supo al instante de quien se trataba.

Se giró. Y la vio ahí, parada a la mitad de la sala. tenía una mochila en el hombro y Jeongyeon estaba detrás de ella quien le sonrió débilmente. Mina se acercó hacia Chaeyoung con una rapidez que no vio y se lanzó a sus brazos. Chaeyoung la estrechó fuerte contra ella, cerró los ojos y nuevas lágrimas cayeron, pero esta vez por felicidad. MIna lo hacía feliz.

—¿Estás llorando?—Preguntó ella, limpiando suavemente su rostro con las manos.

—Por ti. Todo por ti Mina.

Y la besó. No le importó que Jeong estuviera ahí, lo único que quería era poder besarla. Besarla y decirle cuánto la amaba.

—Te amo, te amo.—Repitió Chaeyoung sobre sus labios.—Tú me haces feliz Mina. Por favor, no te vuelvas a ir de esa forma.

—No lo volveré a hacer. Te lo prometo.—Rozó su nariz con la suya.—Te amo mucho.

Jeongyeon apareció detrás de ellos. Tenía a Nayeon rodeada de la cintura mientras trataba de decir algo,pero al parecer se le hacía difícil de explicar.

—Vamos mi amor.—Dijo Nayeon, besándola en la mejilla.—Diles.

—Bueno.—Los miró a ambos.—Les debo una disculpa a las dos. Yo... eh, me comporté como una idiota ayer. Y después de todo, tienen todo el derecho a estar juntos. Así que ámense.

—¿Hablas enserio?—Dijo Mina con los ojos brillosos . Ya no faltaba mucho para que se echara a llorar de la felicidad.

—Claro que sí, cariño.—Le sonrió.—Te quiero, y si con Chaeyoung eres feliz, entonces no me interpondré en su camino.

—Gracias, Jeong.—Dijo Chaeyoung, con una estúpida sonrisa en el rostro. Y es que no había parado de sonreír como imbécil desde que Mina volvió.

—No tienes que agradecerme nada.

Mina miró a Chaeyoung de una forma que lo estremeció.

—Ahora que todo está bien, ven aquí y dime cuanto me amas.

Chaeyoung sonrió y su cara se puso seria mientras el amor que sentía por ella la consumía por dentro.

—Te amo, Mina. Y eso nadie lo cambiara jamás.






Fin.

➤Una Tía Sucia | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈 𝑮!𝑷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora